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Jara Baja, Kast Sube

MGP Chile 2025 frente a las urnas


Por Roberto F. Salazar-Córdova


La elección presidencial chilena del 16 de noviembre de 2025 ofrece, por fin, una prueba dura internacional con voto obligatorio para el Modelo General de Políticas (MGP) que ADN@+ ha trabajado desde Ecuador para los Andes, hace 20 años, a partir de la tradición de Persson & Tabellini en micro-economía de la política.


CHILE VA HACIA LA DERECHA
CHILE VA HACIA LA DERECHA


En este texto comparo, de manera ordenada, tres conjuntos de parámetros:

  1. Lo que proyectó el MGP en artículos previos del autor sobre Chile 2025.

  2. Lo que anticipaban las principales encuestas (Cadem/Criteria/CEP).

  3. Los resultados oficiales preliminares del Servel, ya con más del 50 % del voto escrutado.


El objetivo no es hacer propaganda electoral a nadie, o empresarial de costo-efeftividad a Hexagon Group, sino algo más sobrio: medir cuán bien leyó el país cada instrumento —nuestro económicamente accesible modelo estructural y las financieramente más costosas encuestas—.


Leer lo que viene tiene el sentido de resumir qué lecciones deja nuestra metodología, vía estudio comparativo, para la política andina y latinoamericana.


1. Qué dijo el MGP sobre Chile 2025


1.1. Primera estimación: “Chile 2025: Esperanza Electoral”


En el artículo “Chile 2025: Esperanza Electoral”, el MGP fue ajustando escenarios en función de quién ganara las primarias del oficialismo. En el escenario donde la ganadora era Jeannette Jara (que es el que finalmente ocurrió), la simulación de primera vuelta proyectaba, en grandes números:

  • Kast en primer lugar, algo por encima de 25% (con más de 70% del voto escrutado real está en 24%).

  • Jara segunda, algo por encima de 20% (está en 27%).

  • Matthei tercera, en el rango bajo de los 10% (está en el lugar 5 con 13%).

  • Kaiser y Parisi en un segundo bloque, empatados, con niveles aún por debajo del 10% (Parisi quedó 3ero con 19% y Kaiser quedó 4to con 14%).


Lo importante, al haberse definido la primaria de la izquierda, no eran solo los porcentajes puntuales, sino cuatro intuiciones aportadas ya en ese entonces por el modelo:

  1. Segunda vuelta Jara–Kast como eje estructural no encuestado sino programado.

  2. Caída del centro: el espacio histórico de “Chile Vamos + centro” no iba a liderar simbólicamente el ciclo. Así se lo estimó, así se lo comunicó, así ocurrió, también.

  3. Emergencia de un bloque “Patriotas” (derecha soberanista y libertaria) vs un bloque “Globalista” (izquierda institucionalmente alineada con NNUU).

  4. La emergencia de un outsider populista en el medio.


1.2. Ajuste intermedio: “La Jaraneta”


En “La Jaraneta: la elección chilena de noviembre en modo MGP”, ya con más información cualitativa, el modelo se volvió más explícito y entregó una corrida completa, al confirmarse ya la primera vuelta con ocho candidatos, a los que se estimó así:

  • Kast alrededor de un 33% del voto (9 puntos de exceso).

  • Jara cercana al 28% (1 punto de exceso).

  • Matthei en el entorno del 15% (2 puntos de exceso).

  • Parisi en el rango del 10%, como outsider bisagra (9 puntos de déficit).

  • Kaiser apenas por debajo de Parisi (4 puntos de déficit).

  • MEO, Artés y Mayne-Nicholls en porcentajes muy bajos: exactamente como ocurrió.


La lectura política de fondo era clara:

  • El bloque Patriota (Kast + Kaiser + parte del voto Parisi) quedaba como mayoría relativa sólida.

  • El bloque Globalista (Jara + MEO + Artés) mantenía un piso relevante, pero no hegemónico.

  • La segunda vuelta Jara–Kast se veía como el desenlace más probable, con un “orden simbólico” de soberanía vs institucionalidad, no de izquierda vs derecha clásica.


1.3. Tercera Corrida: PACES 2025–2030


En “PACES 2025–2030: Del miedo a la esperanza” el MGP se consolidó en una versión más sintética, útil para comparaciones regionales claves para estimar las dioutaxiones y senaturías.


Allí se presentaba una “SIMULACIÓN ELECTORAL CHILE 2025 (Modelo General de Políticas)” con cinco candidaturas principales:

  • Kast y Jara encabezando la carrera, con una brecha corta (Escenario consolidado).

  • Matthei, Parisi y Kaiser repartiendo el resto del voto, con un claro predominio global del bloque de derecha sobre el bloque oficialista.


En términos sencillos: el MGP firmaba cuatro conclusiones antes del 16 de noviembre:

  1. Balotaje Jara–Kast.

  2. Mayoría de derecha en el agregado de votos de primera vuelta.

  3. Desplome del centro tradicional y fragmentación de la derecha en tres liderazgos competitivos.

  4. Un triple empate entre Parisi, Kaiser y Matthei, no necesariamente en ese que terminó siendo el orden).


2. Qué dijeron las encuestas


Las encuestas chilenas de 2025 —en particular Cadem y Criteria, y el sondeo CEP reportado por Reuters— fueron convergiendo gradualmente hacia un cuadro similar: Jara primera, Kast segundo, derecha sumando mayoría y el centro retrocediendo.


Un ejemplo ilustrativo es la Cadem de la cuarta semana de octubre, que ya mostraba:

  • Jara en torno a 27% como favorita de primera vuelta (Acertando).

  • Kast en el rango del 20% (Subestimándolo en 4 puntos).

  • Kaiser, Matthei y Parisi peleando un tercer lugar muy estrecho (la sorpresa para todos fue Parisi).


Criteria, en agosto, había registrado escenarios con Jara y Kast empatados en la franja alta de los 20–30 puntos, con Matthei tercera en torno al 15% (2 puntos de exceso) y Parisi/Kaiser más abajo (la sorpresa, nuevamente Parisi con su casi 20%).


El CEP, por su parte, también situaba a Jara en primer lugar de intención de voto, seguida por Kast y Matthei (una expectativa errada en comparación con el modelo del autor), anticipando que la candidata oficialista podría perder en segunda vuelta frente a cualquiera de los dos grandes liderazgos de derecha (no vio tampoco a Kaise ni a Parisi).


En resumen:

  • Las encuestas capturaron bien el orden grueso: Jara primera, Kast segundo, derecha globalmente mayoritaria, centro debilitado.

  • Divergieron más en la disputa por el tercer lugar (Parisi vs Kaiser vs Matthei) y en el tamaño exacto de la brecha Jara–Kast.

  • Fallaron en ver a Parisi y Kaiser.


3. Qué ocurrió en la realidad: resultados del Servel


Con más de 80% de las mesas escrutadas, los cómputos del Servel consolidan un escenario de empate técnico entre Jara y Kast (2.5 puntos de diferencia entre sí).


Lo que estimó mejor el MGP fue la sorpresa de un Franco Parisi, quebla realidad le dio voto muy fuerte en tercer lugar (19.4%) y una derecha, en su conjunto, claramente mayoritaria:

  • Jeannette Jara: cerca de 27% de los votos válidos.

  • José Antonio Kast: alrededor de 24%.

  • Franco Parisi: en torno al 19%.

  • Johannes Kaiser con 14% y

  • Evelyn Matthei: 13%.

  • Harold Mayne-Nicholls, MEO y Eduardo Artés: todos rondando cada uno el 1%.


Si agrupamos por bloques:

  • La derecha ampliada (Kast + Matthei + Kaiser + 50% del voto Parisi) superaría el 60 % del voto.

  • El bloque oficialista de izquierda (Jara + Mayne-Nicholls + MEO + Artés + 50% del coto de Parisi) se queda notablemente por debajo, con 40%.

  • Si todo el voto de Parisi pasa a Jara, puede haber sorpresas.

  • El centro histórico —que en otras épocas habría liderado— no logra encarnar ni el miedo ni la esperanza de este ciclo.


Es decir, el ganador de Condorcet para segunda vuelta es Parisi.


Debemos hacer nuevas corridas para saber cómo se inclinará el votante de Parisi en función de cómo Jara ó Kast, o ambos, pasen a absorber la estructura programática del Partido de la Gente.


Del programa Parisi depende esta elección. Se confirma la intuición de fondo del MGP: no estamos ante un clivaje clásico izquierda/derecha, sino ante un eje soberanía/orden vs institucionalismo/progresismo, con un voto de protesta populista que se mueve entre ambos polos.


4. MGP vs datos reales: aciertos y errores


Si uno se fija en la “foto fina” —el porcentaje exacto de cada candidato— el MGP cometió errores del orden de 5 puntos porcentuales promedio por candidato principal.

En particular:

  • Acertó el orden estructural:

    • Balotaje Jara–Kast.

    • Mayoría global de derecha.

    • Desplome del centro como eje articulador.

  • Sobreestimó el techo de Kast (lo mantuvo más cerca de un tercio del voto que del 25 % real).

  • Subestimó la fuerza de Parisi, al que trató durante mucho tiempo como “outsider de 10 %”, que finalmente se acercó al 19 %.

  • Ubicó correctamente a Matthei como figura relevante pero no decisiva, en el entorno de los 10–15 %, muy similar a lo que finalmente obtuvo.

Si traducimos esto a un lenguaje sencillo:

  • En estructura de bloques, el MGP está en torno al 70–80 % de precisión: anticipa quién pasa a segunda vuelta, cuál bloque suma mayoría y dónde se derrumba el centro.

  • En niveles numéricos finos, el error típico está en el rango de 4–6 puntos por candidato, con un desvío mayor en Parisi por el efecto “ola de protesta” que el modelo trataba más como ruido que como tendencia.


Para un modelo que no usa encuestas, sino que parte de historia, instituciones y parámetros de economía política, la señal es clara: sirve para leer el orden del tablero y los riesgos estratégicos, no para sustituir el conteo de votos.


5. Encuestas vs datos reales: precisión coyuntural


Al comparar las encuestas con los resultados oficiales, ya con más de 97% del conteo completo, la historia es m!s crítica:

  • La Cadem de fines de octubre deja errores promedio del orden de 3 puntos por candidato principal: Jara termina casi donde la encuesta la situaba; Kast sube varios puntos respecto a esa medición; Parisi termina mucho más arriba de lo previsto; Kaiser y Matthei quedan muy cerca de sus números de encuestas.

  • Criteria y CEP, desde agosto, ya mostraban que el duelo Jara–Kast era el corazón de la elección, aunque todavía subestimaban la magnitud del voto Parisi.


En términos de “ratio de exactitud”, las encuestas más recientes:

  • Tienen errores más pequeños que el MGP en niveles numéricos (alrededor de 1 a 2 puntos porcentuales).

  • Pero son mucho más sensibles a la coyuntura: basta una semana de crisis, un debate televisivo o un caso policial para mover varios puntos.

Dicho de otra manera:

  • El MGP ve el mapa (bloques, clivajes, colapso del centro).

  • Las encuestas ven el termómetro (quién sube o baja en las últimas semanas).

Ambos son necesarios, pero sirven para cosas distintas.


Resultado real con 97% escrutado.
Resultado real con 97% escrutado.

6. MGP vs encuestas: convergencias y divergencias


Al poner una sobre otra las curvas de MGP y las de encuestas, aparecen tres lecciones:

  1. Convergencia de orden:

    • Lo que el MGP decía hace meses —segunda vuelta Jara–Kast, mayoría de derecha, centro debilitado—, antes que las encuestas, terminó siendo asumido por dichas encuestas conforme avanzaba el análisis del votante durante el año.

  2. Divergencia en los “vehículos”:

    • El MGP trataba a Parisi como válvula de escape, pero todavía acotada.

    • Las encuestas tampoco anticiparon plenamente su salto al 18–19 %, pero sí fueron registrando su crecimiento en los últimos meses con más rapidez que el modelo, porque este se corrió solo 3 veces y no cada semana, desde la primaria.

  3. Robustez del clivaje soberanía vs institucionalidad:

    • Tanto el modelo estructural como los datos de encuestas y el resultado real confirman que la elección se ordena en torno a seguridad, orden, migración y guerra contra el crimen organizado, más que en torno a los ejes tradicionales de izquierda/derecha o crecimiento/redistribución.


En resumen, cuando se los usa correctamente, el MGP y las encuestas no compiten: se complementan. El primero ayuda a no perderse en el ruido; las segundas ayudan a no desconectarse de la calle.


7. Por qué importa esto para los Andes y América Latina


Este ejercicio no es un juego de pronósticos, sino un ensayo general para algo mayor: la batalla estructural que viene en los Andes y en América Latina.


El MGP es capaz de:

  • Leer la caída del centro,

  • Identificar bloques de soberanía vs bloques de institucionalidad,

  • Medir la capacidad de arrastre de liderazgos fuertes en contextos de crimen organizado, narco-política y desconfianza en las élites,

  • Visualizar el populismo.


Estructuralmente, entonces, se convierte en una herramienta útil para discernir escenarios en Ecuador, Colombia, Venezuela, Perú, Bolivia, Argentina y Brasil, donde la guerra contra el narco y la disputa por el orden democrático se van a volver cada vez más explícitas.


Las encuestas seguirán siendo imprescindibles para captar el pulso semanal. Pero sin un modelo estructural detrás, corren el riesgo de confundirse entre la espuma del día a día.


El balance de Chile 2025 es claro:

  • El país votó de acuerdo con clivajes profundos de verdad, paz, seguridad y alegría posible, más que en etiquetas ideológicas viejas.

  • El MGP captó bien esos clivajes, aunque fue menos preciso en asignar el porcentaje exacto a cada “vehículo” político.

  • Las encuestas afinaron esa foto final, a costa de ser más vulnerables a los vaivenes coyunturales.


De cara al ciclo andino que viene, la lección es simple: necesitamos ambas cosas —estructura y coyuntura— si queremos entender, y no solo reaccionar, a la política de la próxima década.


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