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Foto del escritorRoberto F, Salazar Córdova

CULTURA Y FINANCIAMIENTO

La cultura y su financiamiento son categorías hexagonales: nos corresponden como partícipes en oferta y demanda, a nivel industrial, a todos los seis estamentos claves de la sociedad y son, por ello, elementos de carácter público.


Hexagonalmente, la cultura pública implica el conjunto de 1) cultura de mercado, 2) cultura de estado, 3) cultura de redes, 4) cultura académica, 5) cultura comunitaria, y 6) cultura de inversión extranjera.


Lo hexagonal es el conjunto, lo público; aquello que nos permite hacer las paces en cada territorio donde dialogamos, sea en lo hogareño, familiar, barrial, local, nacional, regional, continental o global. La cultura pública hexagonal avanza hacia los territorios antedichos e impacta desde los elementos culturales descritos en el párrafo previo al enfocarse en lo personal y lo hogareño como núcleo.


El diálogo hexagonal es entonces, en sí mismo, una categoría pública, no estatal solamente, que se constituye en un derecho y responsabilidad desde lo personal y lo hogareño como núcleos de lo humano y su sostenibilidad en el territorio.


La sostenibilidad en territorio se logra a través de la medición de los impactos de la actividad humana (personal y hogareña), no solo como una cultura como categoría central de la identidad (del ADN), sino de su contribución para que hagamos, en nuestros territorios íntimos, como hogares, o quizá incluso en otros territorios de más interacción, como el territorio de lo familiar ampliado, o el de los amigos y conocidos, las paces: cohesionando lo político, lo ambiental, lo cultural, lo económico, y lo social.


Hacer las paces a través de alianzas intersectoriales, hexagonales, y encontrar la identidad y el ADN intertemporal y positivo (ADN@+), en lo territorial, implica un esfuerzo de financiamiento público que no solo es un elemento, por tanto, estatal o presupuestario fiscal.


Se parte, sí, por allí, por el estado y el fisco, para garantizar todo aquello que la sociedad acuerde reconocer como un derecho, pero dicho punto de partida nos obliga eso sí, y sobre todo, a que lo público sea visto como un esfuerzo liberal hexagonal: uno en el que se pueda sustentar y sostener el derecho en su contraparte de alianzas público-privadas-comunitarias necesarias para valorar y descentralizar la oferta, al aceptar toda contribución legalmente impuesta, o moralmente voluntaria, como un tributo hacia ese hecho de sostenibilidad.


Durante los últimos 15 años, en los que merced a lo ocurrido en nuestro país de origen, Ecuador, con un proceso similar al confirmado ayer en nuestro país plataforma actual, Chile, como grupo de trabajo y diálogo, hemos aprendido que la tecnología y la devoción en el liderazgo de la palabra escrita, no solo permiten que se efectivice lo descrito arriba, sino que se lo financie bajo una nueva cultura, entendiendo todo lo anterior como un estudio y práctica diaria de las finanzas públicas y el sector público, como entes sustentables y sostenibles, extra estatales y un fruto de alianzas inter-sectoriales (cross-sector partnerships) medidas y mediadas tecnológicamente, en el tiempo y el espacio, a la larga y en el conjunto.


La cultura hexagonal implica un ejercicio no solo financiero, sino sobre todo voluntario y libre, de diálogo hexagonal, mismo que religiosamente lo hemos venido haciendo con fines de consultoría, pivoteo de financiamiento, y aceleración de inversiones de impacto, con base en las herramientas tecnológicas de Hexagon Group.


Los tiempos que vivimos en Chile son históricos. Le permitirán a Chile reencontrarse con su pasado y futuro. En lo hexagonal no hay derechas ni izquierdas. Solo existe el centro como punto de referencia y equilibrio, no solo de una línea política, sino en lo ambiental, lo cultural, lo económico y lo social, representados por los hogares y familias como dueños de dicho centro, y mandantes de fondo en lo democrático, como acaba de pasar ayer en Chile, hablando claramente sobre su mandato a sus diversos mandantes en torno a lo que constituirá el país, en lo estatal, lo privado, las redes varias no gubernamentales y sin fines de lucro, lo académico y mediático, lo comunitario principalmente, y sin duda, lo extranjero y el relacionamiento con lo internacional del concepto glocal: global-local.


El nuevo ADN@+ puede surgir desde una lógica de interacción de la vieja izquierda y la vieja derecha, que caminan hoy desde lo conservador hacia lo innovador. Quizá Sebastián Piñera, sin quererlo necesariamente, haya logrado cumplir con su promesa de campaña: entregar un Chile desarrollado, al menos en el papel, con derechos, tras la pandemia, y tras su periodo electoral marcado por el estallido social, la democracia como solución permanente, y una llegada poderosa de la voz chilena actual, en particular de los que se manifestaron, o nos manifestamos por residir acá, con nuestras opciones electorales, y hemos ganado, o perdido, pero hoy aceptamos el nuevo normal que se viene como un cambio cultural.


Para cerrar, y sabiendo que viene un proceso de intensos cambios, vale la pena prender una luz, desde nuestra experiencia seminal y originaria como parte del pueblo ecuatoriano. Allá, ya somos un país en 3-D, con Dólares en la economía, con Derechos en lo social, y con Diálogo en lo político. Allá iremos caminando en el 4-D, al incrementarle la Descentralización, que será un elemento muy probable a ejecutarse acá, por el requerimiento de los nuevos tiempos, que nos llevan post-pandemia, hacia la construcción tecnológica de las comunidades como centro de la cultura nueva.


En dicho sentido, les dejo un video del Ministro de Cultura de Ecuador bajo el gobierno saliente de Lenin Moreno, un Presidente Socialista del Siglo 21, que igualmente, sin quererlo quizá, o "sin querer queriendo", como le gustaría decir a todo latino-americano que se ve a sí mismo como un "chavo" (como dirían en México), ha entregado un país en transición hacia un Ecuador del Encuentro. Se deja un financiamiento de la cultura, y un concepto de nuevo ADN@+ basado en ello, por lo cual, vale la pena, a una semana del cierre de su gobierno, y al día siguiente del cambio de Chile, mirar lo que dice Julio Bueno en Ecuador, para colocarlo en una perspectiva de lo que es posible cuando todos los procesos arriba descritos, en este artículo, se convierten en política pública y financiamiento de los derechos de forma sostenible y sustentable:




Aquí la explicación técnica del proceso de financiamiento de la cultura con deducibilidad en Ecuador, mismo que representa todo lo dicho en este artículo, en la práctica, tras 15 años de diálogos, para reflejarse en una nueva cultura ya instituida, de derechos:



Para cerrar, vale la pena mirar lo que deja Ecuador, en la despedida de Lenin Moreno, en materia de lo que se puede tener a la larga y en el conjunto, cuando se evita o se supera la polarización y los estallidos, y se mantiene la calma y se trabaja en el diálogo como norma hexagonal:



Los tiempos, en Chile, como bien lo dijo ayer Evelyn Mathei, no son tiempos para atrincherarse, sino para trabajar en la cultura y el diálogo, caminando con liderazgo y fuerza, ánimo e inversión de impacto. A los gallos buenos, se los conoce en las mejores canchas.

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