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Foto del escritorRoberto Salazar (*)

EL ENEMIGO ES LA POBREZA

Con todo en contra, los políticos habían olvidado el consenso de los últimos 30 años: el enemigo siempre ha sido, es y será la pobreza, no el contendor de turno, ni el invisible enemigo ideológico.


Una nación dividida es una receta para un desastre, y el mayor desastre que puede ocurrirle a un país es la pobreza:



El arranque de la tercera década del siglo 21 nos ha dejado claro que las instituciones pueden resistir el cambio de autoridades en los gobiernos (como ha ocurrido en Oceanía y Europa, América y Asia, y claro, en Africa).


Si un gobierno debe dar paso a una sucesión institucional, debe hacerlo. Si no se la puede, y le hace más mal que bien al país, un presidente debe poder dar un paso al costado, o corregir por medio de la escucha y la concertación real, asumiéndose derrotado si pierde elecciones a mitad de periodo, y sabiendo acercar a los opositores bajo una consigna: el enemigo no es el opositor, sino la pobreza.


Hay formas varias de cuidar la institucionalidad: la democracia y el votar hasta el cansancio es algo de fondo, que le ha resultado muy bien a Chile, de modo de poder calibrar y encaminar institucionalmente un proceso complejo en el cual las derechas y las izquierdas han ido perdiendo y cediendo el poder de extremo a extremo, hasta dar con el justo medio, tanto en lo ejecutivo, como en lo legislativo, en lo constitucional nacional, y en lo local territorial.


La voz del pueblo es la voz de Dios: el voto es todo poderoso, y el miedo de las familias al ABC de éste último: A) estancamiento, B) inflación, y claro, C) pobreza de ingresos o de consumo, ha hecho que ningún maximalismo sea útil.


Hoy todo conservadurismo de la concertación y la producción es lo que manda para lo que tiene que ver con la izquierda y la derecha que, unidas contra la pobreza (y la violencia) comienzan a generar nueva gobernabilidad y un aumento de la aceptación del presidente Boric, cuya convergencia hacia el segundo gobierno de Bachelet es notoria estadísticamente:

En Chile, el maximalismo de Boric, al arranque, proponiendo un "cambiarlo todo" le costó una acelerada desaprobación que tuvo su mejor interpretación al revisar las cifras de lo que su vicepresidencia (su premier) hacía junto a su equipo de trabajo, como espacio de "muñequeo" político, ya sea a nivel de la persona titular del cargo, o de su persona segunda de a bordo:

El cambio de gabinete se comenzó a pedir, en Chile, casi al arranque de gobierno, y solo se cristalizó tras las elecciones de Septiembre 4 de 2022, cuando Manuel Monsalve, el segundo de a bordo en la cartera del Interior fue quien debió llevar a cabo las tareas de buscar seguridad y enrumbar un discurso para generar tranquilidad. El cambio de Izkia Siches por Carolina Tohá, una figura de la antigua concertación, hizo que el protagonismo volviera a la titular, y con ello, Boric saliera del vacío que le producía su base propia, y se enfunde en una popularidad prestada de la izquierda más conservadora, más concertacionista, que siempre entendió que el enemigo no era la derecha, sino la pobreza.


Es por ello que el presidente Boric respira ya más tranquilo en estos días:

El bache de las elecciones en el proceso constitucional se ha revertido, y hoy el gobierno se siente, junto a la izquierda y la derecha, cómodo.


Esta semana del Súper Lunes (la vuelta a clases de los niños en todo Chile) trajo, además, la instalación de la Constituyente en su parte técnica y de expertos, quienes deberán redactar el texto básico en función de los bordes acordados previamente por la centro izquierda y la centro derecha desde la institucionalidad del Congreso y el Senado, que quedaron repartidos en las tradicionales proporciones de 50% vs 50% entre izquierda y derecha.


Uno de los técnicos con canas decía algo cierto ayer: "esto es como la selección; cada uno viene de un equipo, pero al momento de colocarse la polera roja, todos somos Chile".


Tendremos elecciones en Mayo, cuando se requiera deliberaciones políticas sobre el texto técnico escrito sobre acuerdos de bordes políticos previos, post Septiembre, tras las elecciones que mandataron cordura. Luego habrá elecciones en Diciembre, en las cuales la verdadera revolución democrática y ciudadana terminará de definirse por un "no" al texto, o por un "sí" al mismo.


Posiblemente, si el texto se ubica en contra de la pobreza y la inseguridad, y sienta las bases para el crecimiento con diálogo y concertación, inversión, y distribución respetuosa de la libertad y de la propiedad, el texto pueda ver la luz.


Si la ideología se impone y se busca culpables históricos, en medio de los 50 años desde el 11 de Septiembre de 1973, entonces posiblemente la constitución no vea la luz.


Por ello, se observa un gobierno cada vez menos ansioso de convertir dicha fecha en una nueva oportunidad de perder el camino político crítico que habrá entre Mayo y Diciembre (Septiembre le queda justo a mitad de camino), por lo que quizá dicho mes sea uno en el que se pueda llegar a un pacto nacional chileno para los próximos 50 años, en el cual se pueda crear un nuevo acuerdo en el que para siempre, ojalá, el enemigo sea la pobreza.


Si así se lo hace, Chile se puede proyectar hacia lo que EEUU y el Reino Unido tienen: resiliencia garantizada contra la pobreza.


Quizá ese camino se pueda copiar en otros países latino-americanos sin esperar a tener un pueblo educado por 100 años para lograrlo, sino dialogando sobre políticas, desde los ministerios del interior y las instituciones, convocando a los viejos enemigos, para crear acuerdos contra el verdadero enemigo real.


Esperemos que en Ecuador, Henry Cucalón pueda hacer un camino como el que ha hecho Carolina Tohá en Chile, y que en toda América, los ministros del Interior dejen a un lado los resentimientos y los sentimientos, y puedan hacer crecer las razones y las racionalidades.


A los Ministros del Interior y a los Presidentes de las Repúblicas, la historia los juzgará, no tanto por sus indicadores macro-económicos, sino por las fugas de cerebros, capitales y talentos y trabajadores, si fracasan en su lucha contra el verdadero enemigo: la pobreza.

Que el Diálogo Hexagonal sea nuestra consigna Latina, en América, como lo venimos desarrollando junto al Reino Unido y la Red Santa Cruz en todo el mundo.


 

(*) Roberto Salazar es CEO de Hexagon Group Lat-Am/UK-Global y CFO de la REd Santa Cruz de Inversores de Impacto. Coordina además el Diálogo Hexagonal Freemium, una iniciativa que busca "hacer las PACES" en territorios locales vía Inversión de Impacto centrada en el Diálogo de Políticas entre comunidades y empresarios.

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1 Comment


marcostrivino
Mar 07, 2023

Efectivamente, una nación dividida es una receta para un desastre, y el mayor desastre que puede ocurrirle a un país es la pobreza.


Gracias por compartir este post y esperamos que las cosas venideras sean para bien.


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