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POSTERGAR LAS ELECCIONES?




En Chile se están tomando todas las medidas preventivas, bajo una lógica racional que tiene a sus habitantes preocupados por el riesgo, pero ajenos a la incertidumbre: en un punto socio-político y económico en el cual nada es cierto ni incierto, pero todo es riesgoso y está sujeto al juego de las probabilidades. Al menos en Chile se están midiendo las probabilidades de manera técnica y se están minimizando de manera institucional las probabilidades de que los habitantes nos enfrentemos con la temida muerte.


Varios países del mundo han postergado sus elecciones debido a la pandemia del covid. Las estadísticas muestran que la evaluación de dicha acción es positiva en términos netos entre los costos políticos asociados, directos e indirectos, y los beneficios sociales y económicos obtenidos, directa e indirectamente, sobre todo en países desarrollados, donde esta medida se la ha tomado basada en evidencia.



El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y su "Elections and Data + Science Lab (1), definen el concepto de "Turnout in Elections" como "Participación Electoral". Conocida en América Latina como "Participación Ciudadana", el "Turn Out in Elections" es una medida de participación cívica que se asocia a la medición de la buena salud del proceso electoral".


Medir la participación puede ser más difícil de lo que parece. Frente a situaciones de emergencia como la actual, eso significa que es aún más importante comprender cómo y por qué fluctúa esta medida de representatividad de las autoridades electas.


Permitir la participación adecuada en las elecciones, y garantizar la representatividad es un objetivo central por el cual, hace un año, el SERVEL (Servicio Electoral) de Chile informaba que "34 países postergaron sus elecciones por COVID-19, a Marzo 31 de 2020 (2).


Chile está al borde de tomar una de dichas decisiones, tras un año de pandemia, ya no como una medida de emergencia solamente, como las que habían tomado hace un año una treintena de países, en el sentido de postergar elecciones, sino que lo haría basado en evidencia, lo cual también puede ser difícil de evaluar, pero aquí haremos un esfuerzo por explicar los argumentos centrales por los cuales la postergación ha sido una buena medida en otros países, no solo en términos políticos, sino también económicos, y sin duda, sociales.


ANÁLISIS POLÍTICO


Tal como lo muestra el cuadro con el que empieza este artículo (IDEA, 2020), el mantener elecciones en pandemia hace que decline la participación electoral 3 veces más de lo que hace que se incremente. En una muestra de 22 procesos electorales locales observados hasta fines del año pasado alrededor del mundo, en 16 casos se redujo la participación, mientras que solo en 6 casos se observó un aumento.


Un dato importante, además de la relación 16/6=8/3~3/1 entre reducción/aumento de la participación, es la intensidad del aumento vs la intensidad de la reducción de la participación: en los dos territorios asiáticos observados en los extremos negativos (Taiwan) vs positivos (Japón), la relación pérdida/ganancia de participación fue de -28/6=14/3~5/1.


En lo cuantitativo y lo cualitativo, la participación ha caído al realizar elecciones en tiempos de pandemia. Posiblemente, una postergación para un momento más adecuado, cuando ya se haya inoculado a toda la población sería la medida razonable. Así lo muestra además la Encuestadora CADEM en "Plaza Pública", que al 22 de Marzo de 2021 indicaba que en Chile y en cuanto a su población, "62% está de acuerdo en que se posterguen las elecciones de abril dado el aumento de contagios".


ANÁLISIS ECONÓMICO


El mayor golpe de la cuarentena no es el político, sino el económico. La caída de la actividad económica perdida con cada día de pandemia solo puede ser subsanada con el uso de ahorros acumulados en tiempos de bonanza, justamente para protegernos socialmente en tiempos de vacas flacas o de emergencia.


Un economista profesional jamás tomaría los ahorros para gastarlos en beneficio político de un grupo o de una causa en tiempos de bonanza. Del mismo modo, un economista profesional jamás dudaría en usar los ahorros públicos para suplir el déficit de actividad privada qiue implica el entrar en una cuarentena.


De la misma forma, un político profesional no dudaría en gastar los ahorros de capital político para generar desgaste de candidatos a funciones públicas, si ello representa la posibilidad de salvaguardar el capital humano de la nación, más aún teniendo los ahorros y en el caso de Chile, los ingresos extra que la situación actual del cobre ha representado.



En este sentido, la administración del Presidente Piñera en Chile, siendo El mismo un economista, un político profesional, y la primera autoridad del País de la Estrella Solitaria, no ha dudado en colocar un programa que incrementa en 50% el apoyo en protección con los fondos que el Ministro de Hacienda Rodrigo Cerda (foto, arriba) ha puesto a la disposición para fines sociales, y con ello, poder entrar en un plano de tranquilidad para tomar la decisión responsable política y socialmente de postergar las elecciones, conforme lo pide la población.


Ya habrá tiempo para recuperar la economía y volver a prender la maquinaria, cuando termine el proceso de vacunación, sobre todo porque, como lo ha mostrado recientemente el caso de Japón, no solo que una reacción institucional en salud, con un fuerte paquete de ayuda social pública y un gasto en salud reforzado genera mayor participación en elecciones, por la tranquilidad económica, sino que fortalece el valor transado en bolsa, lográndose los resultados sociales de salud, económicos de mercado, y políticos electorales que se requieren en tiempos de una economía global débil, pero de economías previsivas y racionalistas fuertes, que logran espantar el fantasma del populismo a punta de gestión diaria, apegada a la lógica de la educada población de sus países.


Sería de esperar, entonces, que la postergación de elecciones para un momento más seguro, no solo mejore la participación, sino que mejore incluso la economía, al recuperarse la confianza en el gobierno, en el estado, en la sociedad, y en su capacidad de cohesionarse en torno a una figura líder fuerte y clara en sus gestiones de emergencia. En Chile, ese lujo existe al tenerse un Presidente que ha demostrado saber lidiar con crisis.


Análisis Social


Las elecciones políticas polarizan las sociedades durante el tiempo de campaña. Alargar el proceso de campaña, por otro lado, en tiempos de pandemia, puede lograr, curiosamente, cohesionar a la sociedad, al obligar a los candidatos a fijarse en metas nuevas, más allá de los relativos a la competencia y acusación del oponente, sino en la búsqueda de puntos de encuentro que le permitan aproximarse al votante mediano.



La "Transformación Social en tiempos de contagio" que menciona Rita Segato (NED, 2021) marca una nueva frontera de posibilidades de co-integración. En dicho sentido, el alargar las elecciones puede resultar beneficioso, sobre todo si los políticos toman el rol, junto a los medios de comunicación social, de informar y juntar voluntades, como tantas veces lo ha hecho Chile frente a las tragedias y desafíos de los cuales su rica historia está llena.


En resumen: Chile está al borde de tomar una decisión fundamental de postergar elecciones, tras un año de pandemia, ya no como una medida de emergencia solamente, como las que habían tomado hace un año una treintena de países, sino que lo haría basado en evidencia, lo cual también se ha evaluado acá, haciendo un esfuerzo por explicar los argumentos centrales por los cuales la postergación chilena se uniría como una buena medida a la ya tomada en su momento por otros países con ahorros y liderazgo decidido, no solo por razones lógicas en términos políticos, sino también económicos, y sin duda, sociales.


 

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