Los resultados del plebiscito de salida en Chile podrían implicar un rechazo de entre 55 a 60 por ciento de los votantes al texto propuesto por la convención constitucional elegida democráticamente tras el proceso iniciado con el estallido social de Octubre de 2019.
El plebiscito tendrá lugar el 4 de Septiembre de 2022. Se ha tomado como referencia la encuesta CADEM, y se ha hecho un análisis para 32 semanas, habiendo corrido ya 30 semanas del proceso de análisis iniciado en la semana 1, correspondiente a la última semana de Enero de 2022, cuando todavía estaba en el poder el gobierno de Sebastián Piñera.
En dichos meses, hasta la semana 8 del proceso, cuando ingresó al poder Gabriel Boric, el apruebo ya venía cayendo de niveles superiores al 60% hacia niveles inferiores al 50%, en la semana 10. De allí en adelante, durante 20 semanas, el apruebo no ha podido subir sobre el 50%, y ha sido más bien el rechazo el que ha crecido a niveles muy, muy cercanos al 60%.
Durante 10 semanas, de la 8 a la 18 del proceso, la desaprobación del presidente Boric corría casi uno a uno con la línea recta de paso del tiempo, con una aceleración contínua, que no estaba relacionada con los niveles de rechazo, que se mantenían altos, con un techo al cual convergía el gobierno poco a poco.
Desde la semana 19 a la 30, las líneas de la desaprobación del presidente actual de Chile, y el rechazo al trabajo de la convención constitucional son difíciles de distinguir (son gráficamente casi, casi las mismas).
En la última encuesta CADEM, la desaprobación presidencial sube un punto, hasta llegar a 56%.
La elección del gobierno, según ha dictaminado la Contraloría, al indicar que los principales del régimen no optaron por "prescindir" de entrar en campaña en el plebiscito, le ha traído un costo al gobierno, pues la proyección simple de datos desde la semana 8 a la 30, para las semanas venideras: 31 y 32, indica que la secuencia histórica del rechazo y de la desaprobación llevarían a un escenario optimista para el rechazo de 60%, y uno pesimista de 52%, que es el promedio de las 30 a 32 semanas estudiadas. Lo más probable sería que esté en un nivel de 55%.
Quizá el gobierno de Chile podría haber evitado los costos políticos de apegarse a una causa perdida; sin embargo, ha hecho una gestión de control de la crisis en el último mes, que se observa al revisar el gráfico anterior (medido a la semana 30 de 32) con este siguiente, que fuera publicado por el autor en la semana 22 de 32:
Con la tendencia anterior, el rechazo podía llegar a 66%, y el apruebo a 34%, así como la desaprobación presidencial podía terminar cercana al 75%. Desde ese punto de vista, el apegarse a la constitución por parte del gobierno actual más allá del perjuicio para el proceso constituyente, significó una boya para el gobierno, visto el desgaste del régimen, asociado al manejo de una crisis económica que se le va de las manos, según muestran las cifras de inseguridad, violencia, inflación, devaluación, crecimiento, déficit fiscal, y hoy, incluso de déficit en cuenta corriente de balanza de pagos.
Es posible que el gobierno haya asumido ya la derrota de su opción en el proceso constituyente, pero que siga queriendo tener un nuevo proceso igual, para mantener la boya sobre aguas controladas, de manera de mantener su línea de flotación política por debajo del 80% de desaprobación, y cercanas al 55% de rechazo probable. De este modo puede llevar la atención del país hacia un proceso que distraiga a los votantes y ciudadanos y los aleje de estallidos lógicos por la crisis económica, que es real en precios, producción, empleo y otras variables que apuntan hacia una recesión que se debe evitar, según corra la primavera y se acerque el verano.
El gobierno, así, habría pasado el invierno, tras un otoño políticamente duro, y podría ganar aire para tratar de oxigenar su gabinete tras las elecciones:
La caída de 18 puntos (de 61 a 43) en la aprobación del Ministro de Economía incluso supera a la caída de la Ministra del Interior, y contrasta con la subida de 11 puntos del Ministro de Hacienda.
La tarea que urge de modo total es la de retomar el control de la economía, y poder replantear, desde la sociedad, sus políticos, medios, comunidad académica, empresariado, sociedad civil, y comunidad de inversores, acuerdos país, de modo de impulsar un proceso que siga otra estrategia sociológica y de política económica desde el 5 de Septiembre.
El gobierno, dado el menor espacio que tiene en dicho sentido, deberá dialogar con la derecha, que se ha fortalecido formalmente, al votar junto con la centro-izquierda y el centro, más la derecha a secas, en el rechazo, reeditando los números con los cuales ganó la elección anterior el presidente Piñera.
Todo lo anterior indicaría que la señal clave para los inversionistas extranjeros en Chile, y los inversionistas Chilenos en el extranjero será un índice compuesto por el siguiente trío de determinantes: 1) tipo de cambio peso vs dólar, 2) la desaprobación a la gestión presidencial, 3) la expectativa de déficit fiscal 2023. Lo monetario, político y social estarán marcados por la forma en la cual se comporten los mercados financieros, los gestores políticos de la plaza, y la carga tributaria que sea dable poner o quitar, en función de una agenda social que al parecer es el punto de encuentro entre izquierda y derecha, nuevamente, en Chile.
Se vienen tiempos de diálogo, pero antes, para todo ello, debe ganar, como se espera estadísticamente, el #Rechazo, pues de otra forma, el análisis sería nuevamente caótico, como todo lo que ha ocurrido en la economía desde el 18 de Octubre de 2019.
ROBERTO F. SALAZAR-CÓRDOVA
ECONOMISTA PRINCIPAL
HEXAGON GROUP
LATAM-UK-GLOBAL
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