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SABADOS CONSTITUCIONALES

Foto del escritor: ROBERTO SALAZAR CORDOVAROBERTO SALAZAR CORDOVA

La Convención que lidera el Proceso Constituyente Chileno está teniendo que trabajar -desde Marzo- todos los días Sábados, de modo de lograr cumplir con su cronograma...


Conforme lo indican los medios de Chile, el proceso ha sido lento y complejo, desdibujando la confianza de la población en un acuerdo político que hoy luce, más bien, como algo precipitado (en la deliberación) e "ineficiente" (en el debate) en cuanto a costos y tiempos, sobre todo al compararlo con los beneficios de seguridad y cohesión jurídica, política, ambiental, cultural, económica y social que debería haber producido ya a la fecha:



Como se observa en el gráfico anterior, por primera vez -en 3 meses- la Convención Constitucional ha pasado a tener una posición más negativa que positiva en términos de confianza.


Es clara la pérdida de aceptación ciudadana de enero a la fecha en la Encuesta CADEM, misma que acertó en varias de las últimas elecciones.


Dicha encuesta recoge nuevamente, como ya ocurrió entre Agosto a Noviembre de 2021, un marcado deterioro de la imagen; esto se complementa con observaciones cualitativas que todo lector de medios en Chile podrá ratificar, al revisar las líneas editoriales en los diversos medios de prensa escrita, televisiva, radial, redes y espacios de debate de las familias, empresas, oficinas públicas, entidades académicas, organizaciones de sociedad civil, comunidades, e incluso organismos internacionales:



Más allá de la opinión y los datos, en lo de fondo, la debilidad del proceso viene desde antes de la pandemia y su pérdida de espacio sociológico no solo se debe a los factores endógenos que le han mermado credibilidad, sino también a los factores exógenos que le quitan protagonismo y relevancia: la crisis económica de estanflación en la que ha quedado el planeta y el continente.


La región y el país están débiles tras la pandemia, y la opinión pública se concentra en los nubarrones que se acercan de forma acelerada conforme se alarga la guerra que azota Europa.


Por ello, la Convención Constituyente parece desfasada en sus tiempos de calendarios y en su timing político: habiendo perdido "el" tiempo de la sociedad y "su" tiempo como entidad.


Los Sábados Constitucionales no alcanzarán entonces, al parecer, para lograr sintonizar con el cambio de las preferencias de política pública obligatorias que se están generando, cuando el mundo entero camina hacia una "nueva normalidad" con cinco cambios forzosos del planeta: 1) en lo ambiental y tecnológico, 2) en lo teórico y práctico, 3) en lo moral y ético, 4) en lo social y económico, y claro, 5) en lo cultural y político.


Los Sábados No Alcanzan


Los tiempos se agotan en todos los sentidos pues los nuevos focos de atención reales de la ciudadanía están puestos en la aceleración como concepto de reactivación a corto y mediano plazo, y la Convención es sinónimo de improvisación más que de aceleración, pues su sistema de juego político luce agotado frente a un cronograma en el que su trabajo ya se lee inalcanzable, con un tropel de normas que para la sociedad se leen en los medios como un rosario interminable, oxidado y una pasada de máquina desfasada con respecto a las necesidades anteriormente descritas (con respecto al nuevo normal planetario).


La Constitución de los 1000 Días


El Chileno Mediano vive día a día en estos tiempos.


Chile ha sido por ello, y con todo, muy condescendiente con su proceso, mismo que pronto completará los aproximadamente 1000 días programados para que se convierta en un trabajo que será "aprobado" o "rechazado" por la población.


Dichos 1000 días ya llevan más del 80% de su tiempo corrido.


Al haber empezado hace 855 días (a la fecha), al Proceso Constituyente le quedan entre 77 y 169 días por delante (días de los cuales a la Convención Constitucional que lo opera solo le quedan 16 días).


En dichas circunstancias, la Convención improvisa (no acelera) para terminar su trabajo en los tiempos de descuento, pues su mandato fenece, si no tiene extensión, el día 4 de Abril de 2022.


Veamos, a la luz de la prisa concomitante, las 10 fechas más importantes del calendario de dicho proceso, cuyo 20% restante no muestra, ni aún para sus más férreos defensores, un 80% de avance:

  1. 15 de noviembre de 2019: Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución (855 días corridos a la fecha).

  2. 24 de diciembre de 2019: Reforma constitucional que modifica la Constitución vigente para incorporar el itinerario y reglas del proceso constituyente (816 días corridos a la fecha).

  3. 29 de marzo de 2020: Presidente convoca, vía decreto, al plebiscito de entrada del 25 de octubre de 2020 (720 días corridos a la fecha).

  4. 25 de octubre de 2020: Plebiscito Nacional donde el país decidió que aprueba la opción de redactar una Nueva Constitución y el órgano para redactarla será la Convención Constituyente (510 días corridos a la fecha).

  5. 4 de julio de 2021: Instalación de la Convención Constituyente (258 días corridos a la fecha).

  6. 29 de septiembre de 2021: Convención Constitucional aprobó su reglamento general (171 días corridos a la fecha).

  7. 8 de octubre de 2022: Se envía resolución para publicarlo el día 13 de octubre de 2021 en el reglamento en el Diario Oficial (162 días corridos a la fecha).

  8. Aproximadamente el 4 de Abril de 2022 (ó quizá hasta el 4 de Julio de 2022: Hasta 9 o 12 meses después del 4 de Julio de 2021): Convención aprueba un nuevo texto constitucional (dentro de 16 días en caso de no existir extensión).

  9. Aproximadamente el 4 de Junio de 2022 (ó quizá hasta el 4 de Septiembre de 2022: 60 días después del día exacto en que se cierre el punto 8, anterior): Plebiscito para aprobar o rechazar nueva Constitución (dentro de 77 días en caso de no existir extensión).

  10. Tal como va la sociedad global, en 77 días más, nadie sabe cómo va a estar el planeta.


Estamos viviendo ya tiempos extra, pues todos esperamos que no se materialice una tercera guerra mundial, y nuestro foco está puesto allá. Para lo relativo a Chile, por el contrario, todos deseamos que se materialice definitivamente la paz en Ucrania, de la manera más rápida posible, de modo que podamos enfocarnos en la paz necesaria acá, para salir juntos de la estanflación global y la desconexión local que nos aqueja.


¿Se "Comió La Máquina" a la Convención?


Al parecer sí.


Todavía puede jugarse una baraja de extensión de plazo si los tiempos no le alcanzan, con todo y esto, a la Convención Constitucional de Chile.


Elegir extender su plazo es, sin embargo, una dura decisión, que se tomaría de modo que solo dentro de casi un semestre más tengamos recién el plebiscito. Si tal es el caso, posiblemente el desgaste de la situación institucional, el contexto global, y sobre todo el paso de los lógicos 100 días del gobierno actual, que es el nuevo protagonista, le pasen factura a la Convención.


Al ir de salida, la Convención trabaja los sábados pues calcula que es mejor terminar su trabajo completo, incluyendo votación, en 77 días y no en 169 días.


Pasarse de los 100 días puede implicar un riesgo de "rechazo" alto, y un costo político que sus promotores, tanto desde la Convención, como desde el Ejecutivo, no querrán correr en lo político, tal como van las cosas globales y continentales.


Cerrando Cronogramas


Los tiempos siempre le jugaron en contra al proceso.


Hace más de un año, y desde la Universidad Diego Portales, Fuentes (2021) planteaba y vaticinaba -en un artículo académico- que el debate sobre el Reglamento (que para acordarse le tomó 1/3 de su tiempo a la Convención) sería "la perdición del proceso".


Perder 3 de 9 meses se convertiría ya luego, en la razón por la cual la Convención Constitucional de Chile hoy está trabajando a marchas forzadas, convirtiendo los Sábados en días hábiles para sus deliberaciones a partir de este Marzo:

Atrás quedaron los tiempos en los que con "total seguridad" Jaime Bassa (quien lideró en la práctica la redacción del reglamento) indicaba que se podía seguir un calendario de 1 año: "Como algo que ya se da por hecho. Así ven en varios sectores de la Convención Constitucional la posibilidad de que el organismo deba ampliar el periodo de nueve meses que se estableció para su mandato. La reforma constitucional que viabilizó el proceso fijó en ese periodo el tiempo que tendrá el órgano para discutir y redactar una nueva carta fundamental, dando la posibilidad de que este se prorrogue por tres meses adicionales. Y es esa la idea que ya se está instalando. Si bien algunos califican la discusión como “prematura”, lo cierto es que varios convencionales reconocen que estos casi dos primeros meses de funcionamiento han dejado en evidencia que el plazo constitucional que se fijó para emanar un texto sería demasiado acotado. Los factores que se analizan son diversos. Por un lado, en la Convención Constitucional resaltan que el proceso arrancó más lento de lo que se esperaba a propósito de las dificultades técnicas que marcaron su instalación. Por otro, subrayan lo desafiante que ha sido para las distintas comisiones canalizar la alta cantidad de audiencias públicas que se han solicitado en este periodo, las que ascienden a mil doscientas. Asimismo, varios convencionales afirman que para garantizar una participación efectiva y que “nadie sienta que quedó fuera” del proceso, probablemente se requiera un tiempo que sobrepase a la fecha límite del 4 de abril de 2022.

Tan instalada está la idea, que incluso el lunes pasado el vicepresidente Jaime Bassa detalló un cronograma considerando un año para el plazo de trabajo de la Convención Constitucional y no los nueve meses iniciales. “Nos quedan 45 semanas de trabajo, un año son 52 semanas y esta es la séptima semana de trabajo”, dijo el frenteamplista en la sesión de este lunes. Y agregó: “con la propuesta de programación que tenemos en mente, el reglamento definitivo debiera estar aprobado el 10 de septiembre, las comisiones permanentes debieran constituirse la semana del lunes 13, probablemente debieran sesionar la semana del lunes 20 y la semana del 27 sería territorial. Eso significa que la primera semana de octubre nos deberíamos sentar a trabajar en el contenido de la nueva Constitución, cuando nos queden 41 semanas, Estamos contra el tiempo”. Si bien el tema no se ha abordado de forma “institucional”, otros vicepresidentes de la mesa liderada por Elisa Loncón concuerdan en que probablemente se tendrá que solicitar una prórroga." (La Tercera, Agosto de 2021)


Hoy no parece haber tiempo ni espacio para un año, así que es mejor concentrarse en mirar el ABC para el Final, que siempre se lo vio como tal desde la Academia...


EL ABC Final


A."La Convención tiene una fecha de expiración de su mandato, por lo que si gasta una excesiva cantidad de tiempo en redactar el reglamento, tendrá muy poco espacio para entrar en los debates sustantivos del texto constitucional". Fuentes (2021)


B. Fuentes recordaba también que en Chile, “una vez redactada y aprobada la propuesta de texto de Nueva Constitución por la Convención, o vencido el plazo o su prórroga, la Convención se disolverá de pleno derecho”.


C. Por ello, la Convención Constitucional de Chile está trabajando a marchas forzadas, de Lunes a Sábado, y para ello, ha decidido modificar el trabajo del reglamento (que queda una vez más -con esto- en entredicho). El problema fue de quienes redactaron el reglamento, entonces, tal como se dijo ya, pues consumió demasiados meses para aprobarlo (0).


Tres Conclusiones


I. La regulación del proceso constitucional no estableció un plazo para definir el reglamento de funcionamiento de la Convención y el único plazo conocido era que la Convención tendría 9 meses para elaborar el texto constitucional y se podría pedir un aplazamiento de las deliberaciones por una única vez por 3 meses adicionales (1).


II. Ha quedado en evidencia que el problema surgió hace 258 días, cuando los convencionales de mayoría pensaron que podían darse el lujo de trabajar 3 meses en el reglamento, porque luego podrían extender por 3 meses su funcionamiento. Dicho escenario se ha esfumado, y con el mismo, parece que se ha extinguido el proceso de calidad en la deliberación, pues al trabajar a marchas forzadas, el agotamiento mental y físico pasa factura, se cometen errores, y se deslizan textos que se hacen cada vez más discutibles y menos defendibles.


III. En fin: la población sabrá decidir si aprueba o rechaza, hasta antes del inicio del crudo invierno que se avecina, o hasta el fin de los rigores del mismo, si todavía está de buen ánimo para ese entonces...


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