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31 de Julio, Muere Ignacio: Su Legado

Foto del escritor: ROBERTO SALAZAR CORDOVAROBERTO SALAZAR CORDOVA

Hoy, 31 de Julio de 2022, se conmemora el día de San Ignacio de Loyola, quien murió en Roma, la ciudad eterna, hace 466 años en esta fecha (31 de Julio de 1556).


No murió en batalla como habría esperado en su juventud, sino que abrazó otra batalla: la guerra contra el mal, y la contra-reforma total de la Iglesia.


Hoy me llegó desde mi querido Ecuador, una nota recordatoria de este día de ascenso al cielo de nuestro buen Ignacio. La nota fue enviada por mi venerado guía espiritual desde los estudios secundarios en mi Jesuita Colegio San Gabriel, en Quito.


Pienso en esos años, en plenos 80s del siglo pasado, y la forma en la cual, la guía experta de un Jesuita me ayudó a decidir sobre mi vocación en la adolescencia, agradeciéndole en vida hoy, en este maravilloso día de entrada al cielo de nuestro fundador, al Padre Fernando Barredo Heinert, Jesuita.


Ser Jesuita no es solo el vivir consagrado, o el haber hecho votos de pobreza, humildad, castidad y obediencia al Papa, sino el haber sido ex alumno de quienes si hicieron dichos votos.


Hoy, el legado de San Ignacio nos es transmitido por el primer Papa Jesuita: Francisco (José Mario Bergoglio), y el primer Papa Latino-Americano, alguien entregado 100% a la causa social distributiva, a veces un poco ideologizada, y a quien me cuesta humanamente obedecer (como libertario que soy) pero alguien a quien defendería hasta con la vida, como católico practicante que soy gracias al legado de San Ignacio de Loyola.


Los Católicos obedecemos al Papa, punto.


Esto no fue siempre así, y había muchísimo de razón para no hacerlo. Todavía hay miles de motivos para no obedecer ciegamente al Papa. Está la razón, sobre todo, que suele jugarnos muchas pasadas cuando reina en nuestros corazones ajena al "en todo amar y servir" de San Ignacio.


Así y todo, y aunque a veces no suene razonable, es maravilloso el sentir que se puede tener gente inteligentísima, con doctorados en filosofía y teología, que es capaz de enseñarnos el por qué de su obediencia al Papa y al Superior de la Compañía de Jesus, conforme pasan los años y uno aprende de la vida y sus giros.


Conforme pasan las rebeldías de la primera juventud, las glorias de la formación profesional, o los logros del ejercicio para el cual nos formamos, se vuelve más comprensible el por qué tienen y mantienen dobles votos de obediencia los seguidores de San Ignacio consagrados con votos de por vida (mientras dure la gracia de Dios, junto a ellos).


Morir Jesuita es algo que queda pegado en la piel cuando se piensa en el lema del Magis: "Magis es una palabra latina muy típica de la espiritualidad ignaciana, que significa “más”. Pero “más” en qué… Pues en todo aquello que tiene que ver con nuestra relación con Dios y con aquellas decisiones personales que en un momento u otro de la vida tengamos que tomar. Encierra, por tanto, no un “más” de cantidad sino de calidad. Para San Ignacio es el horizonte hacia el que debemos caminar sin dudas: todo ha de hacerse “para la mayor gloria de Dios” (AMDG). "


El seguir el Magis y su resumen en latín: AMDG, es algo que suena hoy por hoy -en un mundo cada vez más ajeno a la noción de la deidad- como pasado de moda; pero ojo: si lo tienes, posees el mayor tesoro, pues es la llave poderosa para conectarte con otros que hacen todo para la mayor gloria del Bien Supremo, y claro, bajo esa luz, es lógico pensar que si uno tiene la gracia de ser Católico, posee 1345 millones de hermanos regados por el mundo.


Hace poco, la "Red Santa Cruz", creada bajo dicho AMDG como base, calculaba que podía abarcar C100,6 = 1192 millones de proyectos con solo 100 miembros trabajando como trabajó San Ignacio: Hexagonalmente, en su formación de su orden religiosa.


En mi caso, y gracias a un Jesuita, me di cuenta tempranamente que no podría obedecer a nadie, y que mi espíritu libertario no me permitiría tomar votos ni ser jesuita consagrado.


De todas formas, mis respetos por la orden de los Jesuitas están intactos y me siento 100% parte de ella como ex-alumno.


Puedo decir que "obtuvimos" la aprobación para "operar" en el mundo de manos del Papa Paulo III en 1540 (Septiembre 27).


Si lo pienso desde lo empresarial familiar, puedo seguir y servir con amor el legado de una corporación Jesuita a la cual le faltan solo 18 años y algunos días para cumplir su medio milenio de existencia.


Eso, en estos tiempos de empresas que duran solo unos años, es mucho decir. De hecho, si le sumo los 18 años de operación de Hexagon Group en el mundo, y pliego a lo ignaciano como motor de vida, podría decir que hemos cumplido 500 años de existencia.


El legado de la doble obediencia, entonces, es una riqueza que debemos re-evaluar.


Una mirada histórica nos ayudará a pensar si el legado mayor de Ignacio no fue solo la obediencia doble (a la orden y al Papa) fundada por Ignacio, quien diseñó la Orden de los Jesuitas en 1539, pero más importante aún, pudo guiar, un 15 de Agosto de 1534, a su primer hexágono de Jesuitas, quienes hicieron su correspondiente retiro espiritual bajo su guía, tras haberlo conocido en la vida universitaria, en París.


Tras casi medio milenio (faltarían 34 años) desde la muerte de San Ignacio de Loyola, en este 31 de Julio,"Día de San Ignacio", el recibir el recordatorio de mi guía espiritual jesuita, con la invitación a la Misa Dominical, si que me hace feliz.


Esa felicidad, para cerrar, tiene dos motivos: es un día maravilloso este 31 de Julio, pues según me recuerda la Enciclopedia Británica, hoy es un día especial... En 2006, por ejemplo, entregaba el poder Fidel Castro, o en el 2012, Michael Phelps ganaba su medalla de oro número 19 en los Juegos Olímpicos en Londres, o en 1971, se estrenaba el Rover Lunar por primera vez en la Luna, o quizá más importante para mi carrera profesional y mi actual libertarianismo, en 1912, hace 110 años, nacía Milton Friedman, quien ganó el Premio Nobel de Economía en 1976, cuando yo tenía ya 8 años de edad, influenciando la economía de los años 70s y 80s, y siendo un referente vivo de la forma en la cual uno puede mandar obedeciendo las reglas del mercado y sin intervenir desde el estado.


A la hora de cerrar la ecuación, todo es viable: obedecer por la vía de la voluntad propia y libre, esa que nos inculcaron los jesuitas: la de la obediencia no ciega, sino razonada, como en Friedman, pero bajo una elección libre y personal, racional y de mercado, no impuesta, a no ser que fuera de forma democrática y limpia, sin cohersión, para hacer votos por la ley, siempre y cuando vaya hacia la paz vía Magis, y siempre y cuando vaya hacia el bienestar, porque no dependemos de un tercero que nos impulse, sino de la energía del "en todo amar y servir" a los demás, por la vía empresarial.


Si somos 100, y trabajamos hexagonalmente, podremos hacer más de mil millones de proyectos. Si somos católicos y libertarios, bien podremos servir a todos los católicos, sean o no libertarios, y si cada católico se multiplica por 6, bien podremos hacer real lo que siempre quiso San Ignacio con su Hexágono: "vayan y prendan el fuego en el mundo".


Nuestra misión, siguiendo su legado, es la misma de su principal alumno de su hexágono inicial: "En el primer piso de la Curia general (de la Compañía de Jesús), hay una escultura de San Ignacio de Loyola que mide más de dos metros y medio de alto… En el pedestal está inscrita la frase famosa que dijo Ignacio a Francisco Javier, al enviarlo a las Indias Orientales: “Ite inflamate omnia”, que traducido a buen romance significa algo así como “Vayan y enciendan todo con fuego”. Ignacio envió a Francisco Javier a llevar el fuego del Evangelio a las Indias Orientales, siguiendo el deseo de Jesús: “He venido a traer fuego a esta tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!“ (Lucas 12, 49)."




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