
BUEN DIA, ECONOMISTA 593.
- ROBERTO SALAZAR CORDOVA

- hace 3 días
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Hoy celebramos el Día del Economista ecuatoriano.

Cada 23 de noviembre el Ecuador recuerda la aprobación de la Ley de Defensa Profesional del Economista (Decreto 915, Registro Oficial 674, 5 de noviembre de 1974).
Es oficial, desde hace medio siglo, que se fijó esta fecha como referencia para el ejercicio colegiado de la profesión.
Esta conmemoración nunca pasa colada, por tratarse de una profesión clave. Su celebración invita a todos, economistas y no economistas, a mirar hacia atrás, hacia la crisis de fin de siglo y a la instalación, gracias a los economistas, de la dolarización, y al mismo tiempo hacia adelante, hacia una agenda no solo ecuatoriana, sino andina, donde la economía se ha convertido en el oficio más estratégico para el desarrollo político, ambiental, cultural, financiero y social de toda la cordillera.

1. Balance de arranque: el economista ecuatoriano en un país dolarizado
La crisis de 1998–1999 redujo el PIB en cerca de 7,3 % en 1999 y desplomó el PIB per cápita en alrededor de 9 % ese año, con inflación cercana a 60 %. En ese contexto, por impulso de un grupo pequeño de economistas ortodoxos - liberales, Ecuador adoptó el dólar como moneda en 2000 y reorganizó su marco macroeconómico alrededor de esa decisión hasta 2006, antes de que se eligiera a un economista contrario, heterodoxo, para que gobernara el país por 10 años, más bien con políticas que trataron de destruir la Dolarización.
El socialismo y los economistas heterodoxos no pudieron contra la dolarización, sin embargo.
El debate ha sido notable, eso sí, y los resultados aún mejores.

Desde el siglo 21, estudios sobre la incidencia de la dolarización muestran tasas de crecimiento promedio superiores al 4 % anual en la etapa 2000–2015, junto con una expansión marcada del PIB per cápita a precios corrientes, cerca de 10 % promedio anual, en buena parte de la fase posterior al cambio de régimen monetario.
Ese giro transformó el rol del economista ecuatoriano:
La política monetaria perdió instrumentos tradicionales, lo que desplazó el centro de gravedad hacia la política fiscal, la regulación financiera y la competitividad estructural.
La sostenibilidad de la deuda, la solidez bancaria, la calidad del gasto social y la integración productiva pasaron a ser campos donde el criterio técnico adquiere impacto directo sobre estabilidad y crecimiento.
El típico economista becario del Banco Central perdió rol junto a la entidad y pudo rehacerse con éxito en el sector real, donde sus capacidades son de fondo.
La interdependencia comercial, financiera, política y de seguridad con Estados Unidos se profundizó, conforme señalan ejercicios de cointegración y ciclos comunes entre ambas economías antes y después de la dolarización.

El reto hoy no es liberalizar solamente, sino integrar libremente, sin estado, sin burocracia, con productos y acuerdos.
En este Día del Economista ecuatoriano resulta natural extender la mirada hacia el conjunto de los Andes.
Por ello, en lo que sigue pasamos a proponer una lectura regional: un “Día del Economista Andino” que reconozca un oficio compartido por países con historias distintas, aunque atravesados por desafíos convergentes.

2. Chile: economía pequeña pero abierta, con economistas guardianes del marco
Chile construyó una institucionalidad económica sin dolarización, en cambio, basada en un banco central fuerte y autónomo.
Ha sido clave la disciplina monetaria que ha logrado hacer creíbles las metas de inflación y regla fiscal estructural.
El Banco Central de Chile trabaja explícitamente con la idea de una economía pequeña y abierta, fuertemente expuesta a términos de intercambio y tasas internacionales.
La combinación de metas de inflación, flotación cambiaria y reglas fiscales permitió acceder a líneas de crédito flexibles multilaterales, y fondos de inversión reservados para mercados con marcos macroeconómicos particularmente sólidos.

En ese entorno, economistas chilenos en Estado, banca y sector privado trabajan sobre tres dimensiones:
Traducción de choques externos en decisiones internas coherentes.
Cuidado de la credibilidad de la política monetaria y fiscal frente a ciclos políticos intensos.
Diversificación productiva con estabilidad de precios y sostenibilidad de cuentas públicas.
3. Perú: banco central creíble y disciplina inflacionaria
Perú adoptó un esquema parecido al chileno en muchos aspectos, y ha logrado gozar de metas de inflación en el siglo 21 con rango objetivo entre 1 % y 3 %.
Los economistas del Perú se formaron también en Chile y EEUU, Europa, y tienen cercanía igualmente con los multilaterales y mercados globales, aunque se ha trabajado poco en la integración efectiva con Ecuador sobre todo.
Durante casi tres décadas la inflación se ha mantenido en torno a un rango bajo, incluso después de choques recientes; el 2024 cerró con 1,97 % anual, dentro de la banda y con una senda descendente respecto de los peaks de 2022.

El economista peruano opera sobre una base de credibilidad construida con paciencia:
El Banco Central de Reserva comunica con claridad su objetivo y utiliza la tasa de referencia como ancla de expectativas.
El Ministerio de Economía y Finanzas coordina política fiscal compatible con ese marco.
En un país con historia de alta inflación en los años ochenta, la estabilidad de precios se presenta como política social de primer orden.
4. Colombia: institucionalidad monetaria en medio de tensiones
En Colombia, la independencia del Banco de la República desde la reforma constitucional de 1991 produjo un cambio estructural.
Estudios sobre la evolución histórica de la banca central muestran una reducción importante de inflación en las décadas posteriores, gracias a metas explícitas en torno a 3 % anual y un rango entre 2 % y 4 %.

En los últimos años, los economistas colombianos han administrado:
Tasas de interés elevadas para reconducir inflaciones que superaron dos dígitos en 2023, tras la pandemia
Coordinación con un frente fiscal que enfrenta demandas sociales crecientes.
La experiencia colombiana y el conflicto armado siempre han marcado una historia diferente: sin dolarización, pero con muchísimos dólares -fruto del origen de sus conflictos antiguos y globalmente conocidos-.
Las divisas no son escasas pero su abundancia refuerza la idea de que bancos centrales con mandato claro y equipos técnicos sólidos aportan un pilar decisivo en contextos políticos complejos y cambiantes.
5. Panamá y la experiencia de una economía dolarizada sin banco central
Panamá construyó una trayectoria de estabilidad macroeconómica con uso del dólar desde inicios del siglo XX y sin banco central emisor.
Análisis del Cato Institute y del Banco Mundial resaltan su posición entre las economías más estables en términos monetarios, con índices de “fortaleza monetaria” líderes a escala global y tasas de crecimiento superiores al 6 % en varios períodos recientes.
En ese marco, el economista panameño concentra su trabajo en:
Regulación financiera prudencial, supervisión bancaria y gestión de riesgo sistémico.
Política fiscal responsable y uso estratégico del canal y del hub logístico-financiero.

La experiencia panameña enriquece el debate ecuatoriano: demuestra que la ausencia de política monetaria discrecional exige marcos fiscales y regulatorios muy robustos, campo natural para economistas con formación rigurosa.
Lo clave es que el economista ha logrado quitarle rol al practicante político y al teórico social
6. Argentina: economistas al frente de un experimento de ajuste con motosierra
Argentina acumuló episodios de hiperinflación en 1989–1990 y luego décadas de inflación elevada.
Para 2023, la inflación anualizada alcanzó cifras en torno a 148% y registros interanuales cercanos a 160,9%, niveles entre los más altos del mundo.
En ese contexto, un economista, Javier Milei, llega a la presidencia con un programa de shock que incluye recorte de gasto equivalente a cerca de 5 % del PIB y una agenda de liberalización intensa.

El caso argentino coloca en primer plano elementos que toda la región observa de cerca:
El rol del economista como actor político directo cuando asume jefatura de Estado.
La interacción entre ajuste fiscal agresivo, desinflación y contrato social.
7. Venezuela: lecciones de la “maldición de los recursos”
La teoría de la “maldición de los recursos” (Auty, Sachs, Frankel, Humphreys) describe cómo abundancia de minerales o hidrocarburos puede coincidir con bajo crecimiento y debilidad institucional; se resalta la combinación de enfermedad holandesa, rentismo y captura de rentas.
Venezuela ofrece un ejemplo extremo. Análisis recientes muestran una pérdida de más de 50 % del PIB en cerca de un quinquenio, colapso de la industria petrolera y episodios de hiperinflación prolongada.
La gestión discrecional de la renta petrolera, sin reglas fiscales ni fondos de estabilización fuertes, derivó en crisis humanitaria, deterioro social y migración masiva.
Desde el punto de vista profesional, la lección central para economistas andinos se vincula con la necesidad de marcos fiscales estables, ahorro soberano y diversificación productiva cuando se dispone de recursos abundantes.
La abundancia nunca crea grandes economistas.

8. Bolivia: fin de la bonanza gasífera y búsqueda de nuevo modelo
Bolivia se benefició de una bonanza de gas natural durante los años 2000 y primeros 2010.
Entre 2014 y 2023 las exportaciones de gas cayeron alrededor de 68,7 % en valor y 58,6 % en volumen, con reducción fuerte de ingresos externos.
Informes recientes describen un país que enfrenta:
Reservas de gas decrecientes, desde 16,8 TCF en 2009 hasta alrededor de 4,5 TCF en 2023.
Crecimiento bajo y presión sobre reservas internacionales.
Los economistas bolivianos discuten hoy estrategias de transición hacia agricultura, ganadería, minería regulada e infraestructura productiva que reduzca costos logísticos.
La búsqueda de un modelo más diversificado se presenta como tarea central de la profesión.

9. Hacia un “Día del Economista Andino” con Ecuador en el centro
Este Día del Economista ecuatoriano, respaldado por la Ley de Defensa Profesional desde 1974, ofrece un punto de partida para una propuesta más amplia: una jornada simbólica que reconozca al economista andino como arquitecto de estabilidad y desarrollo en toda la sub-región.
El balance comparado sugiere varios elementos:
En Ecuador y Panamá, la experiencia de dolarización desplaza el protagonismo hacia política fiscal, regulación financiera y competitividad, con énfasis en disciplina intertemporal.
En Chile, Perú y Colombia, bancos centrales autónomos con metas claras de inflación han contribuido a marcos de estabilidad que protegen ahorro, inversión y cohesión social.
En Argentina, Venezuela y Bolivia, la historia reciente de inflación elevada, colapsos sectoriales y dependencia de recursos naturales resalta la relevancia de reglas fiscales, diversificación y calidad institucional, temas donde economistas ocupan posiciones decisivas.
Argentina va saliendo, Bolivia comienza y Venezuela está a punto.
Dicen que el primer gran libertador no fue Bolívar, sino Atahualpa, tras el incario y su imperio dominante que implosionó antes de la llegada de España.

En lógica Atahualpa, Ecuador se ubica en el centro de los Andes y logró ya derrotaron militar mente junto a los Mapuches y varios mitimaes, la influencia de un régimen que gobernó por la fuerza, como hace ahora el narco.
Quizá es tiempo de aprender de la economía quiteña (de la ex Real Audiencia) -hoy dolarizada- y pensarnos juntos: en lógica serrana y andina, más que costeña y militar o política solamente.
Si trabajamos con libertad y autonomía, entre pueblos, integrados comercialmente, en la intersección entre Pacífico, Amazonía y altiplano, podemos ser unos Estados Unidos Andinos más fuertes que la misma Unión Europea, en 40 a 50 años.
Si nos pensamos desde el ecuador como línea, nuestra condición geográfica invita a ubicar también a cada comunidad como foco del trabajo de miles de economistas laborando social y financieramente en cientos de lugares con espíritu articulador:
Puente entre experiencias de dolarización y regímenes con moneda propia.
Enlace entre agendas de estabilidad macroeconómica y proyectos de transformación productiva, social y ambiental territorial.
Referente para un diálogo andino sobre disciplina fiscal, bancos centrales creíbles, manejo responsable de recursos naturales y construcción de mercados más inclusivos.
Si una profesión puede ayudar a los Andes a ordenar sus tiempos, administrar crisis, aprovechar bonanzas y transformar recursos en bienestar duradero, esa profesión es la Economía.

En este Día del Economista ecuatoriano, la invitación se extiende hacia toda la cordillera: avanzar hacia un verdadero Día del Economista Andino, con Ecuador en el centro del movimiento, como señal de una región que decide pensar sus finanzas públicas, sus monedas, sus recursos y sus territorios con mirada larga, rigurosa y compartida.










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