
CONFIAR
- Roberto Salazar (*)

- 22 ago
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Por Roberto F. Salazar-Córdova
Economista – www.adnplus.co.uk
En esta madrugada fría de Santiago de Chile, en el Santuario de Schönstatt, casi termino una hora de Adoración. Han sido buenos ratos de rodillas, recogiendo propósito y entregando el futuro: tres años que pueden ser bien veinticinco en términos de servir desde la Sierra y los Andes.
Me encontré con un viejo y amado conocido bajo el manto de aquella primera y principal creación de Dios que, tan amada desde su concepción, Él mismo quiso ser su hijo y tenerla como madre.

Acá estamos, recibiendo esa confianza que hay que darla por igual, para transmitirla en la noche más helada del año, con intervalos de lluvia y nieve, pero siempre con la certeza de que madrugar es también un acto de fe.

Confiar no es solo esperar; es aprender a poner la vida entera en manos de Dios, como lo hizo Jesús al entrar en un útero humano y sagrado, como lo hizo San Alberto Hurtado —un humano y un santo andino— que entregó hasta que doliera, trabajando contento, “Señor, contento”.
Confiar es dar la vida a la causa sin reservas, con alegría y sacrificio, haciendo de Chile un país católico y de los Andes una región bendecida.
Hoy, confiar significa también caminar con todos los que Dios nos ha puesto en el camino: familias, comunidades, socios y amigos de proyectos.
Significa entregar el esfuerzo cotidiano, aun en incertidumbre, porque lo que se siembra en confianza germina en frutos abundantes.
No se trata de controlar, sino de soltar; no de preguntar solamente, sino de hacer, como hijos que se saben guiados.
Y al confiar, no estamos solos: lo hacemos depositando nuestra vida y nuestras causas en las manos de la Madre de Dios, ella tres veces admirable —Virgo Mater, Dolorosa y Auxiliadora—, sabiendo que, si confiamos en ella, todo saldrá según la voluntad de su Hijo.
Por eso, confiemos. Confiemos para servir mejor, confiemos para ser más. Confiemos en lo pequeño y en lo grande, en lo inmediato y en lo eterno.
Confiemos para que cada paso en los Andes sea un paso hacia la paz y la bendición.
¡Adelante! ¡Adelante Siempre!!











ADELANTE CON ESA FE, CONFIANDO EN LA VOLUNTAD DE DIOS Y EN LA INTERCESION DE NUESTRA MADRE.