El Sur del mundo de hoy es la mayor fuente global de líderes sociales y cristianos futuros.
América Latina y Africa son las piedras angulares con las cuales podremos, como raza humana, hacer las PACES desarrollando un vector de progreso que haga contrapeso desde la lógica social y cristiana de Occidente, al poder económico y militar actual de Oriente.
Influir desde lo social y lo cristiano, de Sur a Norte, en Occidente, será como un vestirse de pies a cabeza, de una armadura para conquistar nuevamente el lejano y cercano oriente.
Ser capaces de saber que el amor de Dios está con nosotros, a pesar de nuestras debilidades sociales, nos permite fortalecernos económicamente para crear una cultura política conquistadoramente pacífica.
El Norte de Occidente se desmorona moralmente a causa del imperio de la racionalidad que escupe la fe de sus espacios institucionales.
El Sur de Occidente soporta la crisis de hambre y pobreza por su fortaleza espiritual, y mira con esperanza, con fe y con amor el futuro, sin temor a todos los males que le aquejan: violencia, inseguridad, polarización, ira, y otras penas de las cuales logramos huir a diario.
Los migrantes conocemos aquello de memoria. Unos han elegido irse hacia el Norte, y allí, nuestra cultura de fe, heredada del viejo norte, ha comenzado a renovar al viejo continente y a la envejecida nueva potencia en el nuevo continente.
Se dice, en espacios de fe, que así como el actual Papa es latino-americano, el próximo será africano. La Iglesia no pesa como antes, es cierto, pero lo Cristiano es más necesario que nunca.
Unos dirán que la fe sin obras es muerta, otros dirán que la fe, a pesar de hacer obras, ya está muerta, y otros más avezados dirán que la mismísima idea de Dios ha muerto.
Los primeros tienen la razón, y es por ello, que el cristianismo, como fe, está llamado a ser social - cristianismo, no solo en lo hogareño y familiar, sino en lo empresarial, en lo estatal, en la sociedad civil, en los medios de comunicación y la academia, en las comunidades urbanas y rurales, y por supuesto, en los organismos internacionales.
La tarea y la obra social y cristiana no pasa por enfocarse en el estado como proveedor de todos los bienes terrenos, pues aquello nos alejaría de los bienes celestiales, al depositar nuestra fe en un instrumento nuestro, y no en ser nosotros mismos instrumentos de fe y obra.
Muchos querrán convencerte de que debes pagar impuestos al estado, o dedicar tu vida al trabajo en lo privado, abrazar toda causa de forma laica en la sociedad civil, y agnóstica en lo académico; otros te dirán que las comunidades están mejor si se apegan a ritos pre-cristianos, o incluso anti-cristianos, y no faltará quien diga que en los medios, la palabra Dios debe abolirse y combatirse.
Habrá quienes quieran excluir de toda constitución, incluida de la constitución europea, la mención de Dios, pero a la hora de combatir a los mismos cristianos del Oriente Europeo y el Occidente Asiático, deberán acudir a la OTAN y el armamento de quienes pagan sus cuentas con billetes que dicen "In God We Trust", y que pueden mantener las armas porque tienen no solo un afán de paz demócrata, sino también uno republicano, capaz de reconocer el poder de las armas para evitar el avance de los totalitarismos anti-democráticos.
En Chile, el ser Republicano ha sido recientemente, una comunión con el ser Social y Cristiano, y aquello es lo que ha ganado espacio en las instituciones. Quienes quemaron Iglesias y ofrecieron orinar en un casco militar han tenido que retroceder frente a lo que el soberano desea, social y cristianamente, hasta tener que recuperar el Te Deum, y tener que aceptar que se debe sobre todo orar para que no aparezcan nuevas pandemias y no haya más muertes, mientras se dialoga con nuevas autoridades que son eso: gente social y cristiana y preside todas las comisiones que redactan la nueva constitución de Chile.
En Ecuador, lo social y cristiano ha decidido elegir alguien capaz de empuñar las armas. Muchos han visto en su apellido (el de su padre) y en sus actitudes ante sus hermanos un comportamiento no social y no cristiano. De hecho, varios otros han visto en las actitudes del Presidente Vitalicio del Partido Social Cristiano de Ecuador, actitudes aliadas con gente que utilizó lo social y lo cristiano, al discursear y comulgar, como un medio para acceder al poder.
Puede ser que tengan razón; sin embargo, deberán probarlo, pues si somos sociales y cristianos de verdad sabremos tres cosas:
1) Los hijos no deben cargar con los pecados de sus padres, pues un buen ser social y cristiano, como el Papa Juan Pablo II, Santo de la Iglesia Católica, nació como fruto de un abandono de un padre y estuvo a punto de ser abortado con dolor, y llegó a ser un santo salvador.
2) No hay mal que por bien no venga. El hijo pródigo existe al igual que existen los caínes. Lo social nunca será cristiano si no hay reconciliación y acogida, y aquello es fundamental para hacer las paces. Ciertamente, lo más difícil es reconciliar las sociedades consigo mismas, y aquello no se puede lograr sin que haya un reconocimiento de los ángeles y los demonios que habitan con iguales derechos en todas las esquinas culturales de todos los países.
3) Los políticos son quienes deben hacer el trabajo sucio ciertamente, pero han existido políticos que han sido, al igual que reyes varios, santos. Pudieron ser enormes pecadores, como el propio San Ignacio, que tomó armas y anduvo en andanzas de juventud, pero que luego, pasados los años, supo hacer una contra-reforma, capaz de salvar la Iglesia. Está también el ejemplo de San Pablo, que anduvo matando cristianos a caballo, hasta que fue convertido por una fuerza mayor a la de su espada, y fue luego, como lo narra San Lucas, su heredero epistolar, quien impulsó con su ejemplo de sacrificio y claridad la iluminación de la Iglesia hasta ser uno de los dos mayores apóstoles junto a Pedro, el pescador.
Ser protagonistas de un "Hacer las PACES Sostenibles" es posible, y nuestro impacto puede viajar en el espacio y el tiempo: Urbi et Orbi, perSecula Seculorum.
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