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Familias Invirtiendo desde sus Hogares: La Base Oculta del Crecimiento.

Roberto F. Salazar-Córdova

(Chino Salazar de Quito)


Este artículo no solo cuenta una historia propia, sino que la respalda con datos de organismos internacionales y literatura de referencia:


Aprendizajes de un Camino Compartido: Inversión Familiar y Gobernanza Comunitaria


ADN@+


Cuando hace 20 años ocupaba la Subsecretaría de Programación de la Inversión Pública en el Ministerio de Economía y Finanzas del Ecuador, participé en una gira que me dejó aprendizajes que hasta hoy siguen iluminando mi trabajo.


En ese recorrido, los diálogos con comunidades no siempre fueron fáciles: desde sus dirigentes se afirmaba una cosa y, poco después, otra distinta. Había temores de que dar mayor protagonismo a las familias significara perder el control, y al mismo tiempo, la urgencia de mostrar resultados para ganar legitimidad.


Recuerdo que hasta los gestos más sencillos —como el chofer de un tercero que nos grababa todo el trayecto— se convirtieron en símbolos de algo mayor: la necesidad de transparencia y memoria colectiva.


Hubo diálogos comunitarios pequeños, casi íntimos, donde se abordaban temas trascendentales, y otros más amplios donde las posiciones de los dirigentes cambiaban con rapidez según la presión del momento.


De esa tensión nació un aprendizaje vital: la confianza no es un requisito previo, sino un resultado de la acción sostenida y verificable.


Tras salir del MEF, la decisión fue clara: a pesar de la incertidumbre, había que seguir adelante, desde lo privado, ya no desde la academia o el estado: había que invertir en comunidad y apostar por un modelo donde la confianza se construyera con hechos y no solo con discursos.


Adelante! Siempre!!
Adelante! Siempre!!


Confianza: un aprendizaje central


La confianza, más allá de lo anecdótico, se convirtió globalmente en el activo más valioso.


Según el World Values Survey (2020), los países con mayores niveles de confianza interpersonal tienen en promedio un 20-30% más de inversión privada sostenida y menor volatilidad en ciclos de crecimiento.


Mis experiencias internacionales en cinco continentes, a través de diálogos y estructuración de inversión, muestran que allí donde se establecen mecanismos claros de transparencia y participación, los proyectos comunitarios logran mayor escalabilidad y sostenibilidad.


En terreno, por años, aprendimos que mostrar resultados trazables multiplica la participación de los hogares y genera cohesión.


Hogares en el centro


Un aprendizaje fundamental es que los hogares están en el corazón del desarrollo.


Antes eran las ONGs las que centralizaban los procesos; hoy, gracias a la tecnología, las familias tienen más protagonismo que las organizaciones intermedias.


Según la FAO (2021), más del 80% de los alimentos en América Latina provienen de la agricultura familiar, y la inversión directa de los hogares rurales supera el financiamiento recibido de organismos multilaterales y ONGs en un proporción de 3 a 1.


Esto confirma que no se trata de beneficiarios, sino de verdaderos inversores de impacto.


¡Adelante Familia HEXAGONAL!
¡Adelante Familia HEXAGONAL!


El territorio como escuela


Desde 2024 nos hemos dedicado a tiempo completo, por 18 meses, al cuidado histórico de los ecosistemas andinos gracias a la confianza recibida por parte de las comunidades que siempre nos enseñan disciplina y visión de largo plazo.


No era una apuesta a ciegas. Un estudio pre-pandemia de la CEPAL (2019) estimó que los servicios ecosistémicos de los páramos ecuatorianos representan hasta el 7% del PIB agrícola anual, principalmente por provisión de agua y regulación climática. Todo eso sin contar con el CO2 almacenado.


El aprendizaje aquí es que existe un capital natural y cultural que debe reconocerse y crecer como base de cualquier estrategia sostenible de desarrollo y bienestar territorial.


Innovación con raíces


La apuesta la hicimos teniendo como norte la digitalización como factor clave, sabiendo que era algo necesario pero no suficiente.


El Banco Mundial (Global Findex, 2021) muestra que en América Latina el 45% de los adultos rurales aún no accede a servicios financieros digitales.


La lección aprendida en este año y medio es que la innovación tecnológica debe integrarse semanalmente, al menos dos veces por semana, con las prácticas locales para que sea una herramienta de inclusión y cohesión y no de exclusión o polarización.


Modelos que combinan trazabilidad digital con saberes comunitarios tienen más éxito en cerrar brechas. Esa ha sido también nuestra experiencia siempre y ahora.


Gobernanza como proceso dinámico


La gobernanza comunitaria no es estática. Lo aprendimos en los diálogos con comunidades, donde las posiciones de los dirigentes podían variar de un momento a otro.


Ese dinamismo, lejos de ser una debilidad, es una fortaleza institucional.


Elinor Ostrom (1990) ya mostraba que la adaptabilidad es la clave para sostener bienes comunes, porque reduce costos de transacción y permite acuerdos flexibles y duraderos.


Una mirada de futuro


El GIIN Annual Impact Investor Survey (2022) reporta que el 73% de los inversionistas de impacto a nivel global priorizan proyectos comunitarios y familiares por encima de grandes intermediarios, y que cada dólar invertido en este tipo de modelos puede generar entre 2 y 3 dólares en beneficios sociales y ambientales adicionales.


Más allá de las métricas, el aprendizaje más profundo es que la inversión comunitaria genera estabilidad social, cohesión y resiliencia.

Esta última, la resiliencia, es la clave de la criptografía de la trazabilidad.


Conclusión


Desde aquellas experiencias hasta hoy, confirmo que lo más valioso no está solo en balances financieros, sino en lo que hemos aprendido en conjunto con comunidades y hogares: invertir en comunidad es invertir en futuro.


Los números acompañan, la literatura inspira, pero lo que verdaderamente guía es el aprendizaje vivo de los diálogos comunitarios, donde la confianza se construye paso a paso.


Así que hoy, tras 20 años de haber aprendido esa lección desde lo público, hace 1.5 años tomamos nuestro n-ésimo proyecto de inversión de impacto, de vuelta en Ecuador y ya vamos saliendo a flote.


La experiencia ha sido una guía estupenda para demostrar que aquello que parecía solo teoría, ahora se confirma en práctica viva y transformadora:


LA RAZÓN NUNCA PIDE FUERZA. ESE ES EL VERDADERO ADN: EL ADN@+, EL SIEMPRE POSITIVO.


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Referencias


  • Amartya Sen (1999). Development as Freedom. Oxford University Press.

  • Elinor Ostrom (1990). Governing the Commons. Cambridge University Press.

  • FAO (2021). La inversión familiar en América Latina.

  • CEPAL (2019). Valor económico de los ecosistemas andinos.

  • World Values Survey (2020). Trust and economic growth.

  • GIIN (2022). Annual Impact Investor Survey.

  • Banco Mundial (2021). Global Findex Database.


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