
LIDERAZGOS, POLITICAS E INVERSIONES
- Roberto Salazar (*)

- 31 jul
- 5 Min. de lectura
🔑 El liderazgo L: la variable estructurante del nuevo orden político
La inversión pública ya no es binaria, ni está limitada a la clásica fórmula de alianzas público-privadas (APP), hoy desbordadas por capturas de élite, tecnocracias estancadas y burocracias colapsadas.

La inversión pública ahora es hexagonal: articulada entre comunidades, mercados, estados, academia, medios e inversores globales.

En ese marco, la clave del nuevo orden no está en el centro político, sino en una nueva variable de liderazgo estructurante, que denominamos L.

Esta variable L representa la capacidad de un liderazgo político para crear confianza y dirección práctica en contextos de crisis o transición, más allá de etiquetas ideológicas.
L se construye con base en:
Coherencia simbólica y emocional con las mayorías (lenguaje directo, conexión con el dolor o el deseo popular).
Capacidad de gobernabilidad basada en acción concreta (no solo promesas o reformas estructurales).
Claridad de propósito nacional, con anclaje espiritual, histórico o de destino compartido.
Capacidad de crear orden sin depender de instituciones desgastadas o coaliciones estériles.

Este indicador no es encuestológico, sino estructural y narrativo, y permite entender por qué, por ejemplo:
Javier Milei logra activar a millones en Argentina sin maquinaria partidaria, al presentarse como figura mesiánica que ordena el caos con una narrativa de sacrificio, libertad y salvación nacional. Su valor L es alto porque transforma frustración social en fuerza política, aun si polariza.
Daniel Noboa, en Ecuador, emerge con una narrativa generacional clara, combinando modernización, orden y liderazgo sereno, creando gobernabilidad real en un país fracturado. Su valor L es moderadamente alto, porque logra credibilidad incluso sin un aparato histórico.

Por contraste, liderazgos como el de Evelyn Matthei en Chile (y antes Sichel o Lavín), se construyen desde el centro político tradicional, con baja conexión emocional, sin épica ni simbolismo, lo que los deja con un valor L bajo, dependientes de pactos, tecnocracias o nostalgias institucionales que ya no resuenan.

📉 Chile como caso ilustrativo: estancamiento y captura del centro
Los datos recientes confirman que en Chile la desconexión entre las élites políticas, los analistas, los empresarios y el votante real ha llevado a un ciclo de estancamiento.
Se sigue insistiendo en un “centro político” que ya no existe.
No se trata de centro entre izquierda y derecha, sino de centro real en las familias que buscan satisfacer sus necesidades según sus valores, identidad y símbolos compartidos.
Este nuevo "centro" no es neutral, sino vivo y simbólico.

Las familias chilenas ya no responden a coaliciones, sino a temas: seguridad, orden, pertenencia, soberanía, fe, educación, salud, trabajo digno, reconocimiento.
Mientras tanto, las élites políticas insisten en construir desde un tecnocratismo sin alma ni territorio.

Por eso, el votante popular no se conecta con figuras como Matthei, por más técnica que sea, si no hay relato ni conexión.
El mismo fenómeno se repite en figuras como Sichel o Lavín, que fueron candidatos del "ABC1", pero nunca del Chile real.

🇺🇸 Una visita que dice mucho: Estados Unidos en América del Sur
En este contexto, resulta muy reveladora la reciente visita de una funcionaria clave del Departamento de Estado de los Estados Unidos a tres países: Ecuador, Argentina y Chile.
En Ecuador, se reunió con Daniel Noboa; en Argentina, con Javier Milei; y en Chile, no hay información pública confirmada de una reunión con el Presidente Boric por la izquierda, o con Evelyn Matthei por el centro.

El mensaje simbólico es claro: Estados Unidos reconoce liderazgos con capacidad estructurante. Chile, aunque sigue siendo un "buen alumno" comercial, ya no es prioritario en términos de agenda geopolítica transformadora.

El caso chileno se vuelve aún más ilustrativo si se observa que el programa Visa Waiver se mantiene como señal de alianza estratégica, pero se utiliza en EE. UU. también como herramienta disuasiva: un recordatorio de que Chile no debe girar hacia proyectos de izquierda extrema o alianzas BRICS, como ocurre en Bolivia, Colombia o Venezuela.
A eso se suma el tema de los aranceles: Chile todavía goza de ciertos beneficios por su integración ordenada a tratados de libre comercio, pero en políticas regionales ya no lidera contundentemente ni marca rumbo. No propone temas, no representa futuro, solo conserva el pasado.

🌐 El giro geopolítico: no hay centro posible en guerra comercial global
A todo esto se suma una constatación crucial: el mundo ya no está en un equilibrio entre EE. UU. y China, sino en una guerra comercial declarada entre EE. UU. y los BRICS, donde cada país debe elegir su lugar.

En esta disputa, Estados Unidos está reconfigurando alianzas con un nuevo enfoque: soberanía económica, nearshoring, cadenas seguras, energía limpia y liderazgo cultural occidental. América Latina es parte de esa disputa.

Quien se mantenga anclado al “centro” clásico —sea político, empresarial o técnico— corre el riesgo de volverse irrelevante. Y eso ya le está ocurriendo a muchos actores que antes marcaban la pauta en Chile y hoy buscan refugio en países con nuevas ideas.
✳️ La inversión pública ahora es hexagonal
Frente a este contexto, la única manera de construir relevancia y acción es con un nuevo modelo de inversión pública de impacto, ya no dependiente del binarismo Estado–mercado. Este modelo es hexagonal porque integra:
Estados (con rol estratégico)
Mercados (con inversión útil)
Familias y comunidades (con gobernanza local)
Sociedad civil organizada
Academia y conocimiento
Medios e inversores globales

Ese es el nuevo espacio desde el cual se construye legitimidad, dirección y resultados.
Ese es el centro real. No el que queda entre izquierda y derecha, sino el que une a las familias en torno a símbolos, valores y satisfactores concretos.

La pregunta no es si el centro está vivo; ¡es si está despierto!...
La pregunta es si los que se dicen del centro están aún vivos dentro del nuevo mundo que emerge en torno a las familias, las comunas, el territorio, y la vida en todo su sentido de armonía y paz.

Los liderazgos políticos de hoy son "sin políticos"; se hacen en comunidades vía inversiones de impacto centradas en el Fintech Climático: ese que le interesa a cada familia cada día...
📡📈 En Resumen: Las decisiones de inversión hoy se modelan con datos. La variable L (liderazgo estructurante) permite anticipar escenarios de gobernabilidad, confianza pública y flujo de capital. En ello, el rol de la Tecnología, sale del mero análisis simbólico y pasa hacia la trazabilidad, como espacio donde convergen las familias para comprar o votar, para identificar, y para invertir donde está el valor real. El modelo ya se aplica en América Latina.
ROBERTO F. SALAZAR-CÓRDOVA
HEXAGON GROUP LAT-AM/UK-GLOBAL









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