
NcP y TcC
- Roberto Salazar (*)

- 23 ago
- 3 Min. de lectura
El presente ensayo integral y cohesionador es un manifiesto práctico en favor de la democracia y la paz.
Roberto F. Salazar-Córdova
HEXAGON GROUP
Urku: Nada con Políticos, Todo con Comunidades

El tiempo no es neutro: es la línea donde se juega la vida.
Puede ser un declive que agota el stock natural hasta extinguirlo, o puede ser el cauce de una curva ascendente donde bosques, humedales, biodiversidad y carbono se regeneran.

El dilema es radical: pérdida o renacimiento.
Y la decisión se toma hoy, en cada hogar, en cada comunidad, en cada pacto real que transforma cuidado en futuro. Eso es Urku: la traducción obsesiva del tiempo en regeneración.

🇨🇱 🗻 🇪🇨 🗻 🇵🇦
En el mundo de la complejidad, los viejos actores tradicionales —ONGs, partidos, ministerios— ya no sostienen el hexágono de la acción.
El Estado se mueve al final de la fila, atrapado en reformas y fusiones burocráticas. Lo mismo ocurre con instituciones que antes se proclamaban “sociedad civil”, pero que en realidad dependían del mismo circuito de poder.
El centro se ha corrido: ahora son los hogares los que marcan el pulso, con comunidades y familias en las primeras puntas, seguidos por inversores y mercados que reconocen el valor real. La academia y los medios llegarán después para registrar, estudiar y publicar.

El Estado, en última instancia, terminará impulsando lo que ya esté consolidado desde abajo.
Este orden invertido no es un accidente: es la esencia de Nada con Políticos, Todo con Comunidades (NCP & TCC).
Urku no se origina en discursos partidarios, sino en la práctica cotidiana de quienes siembran, producen, alimentan y protegen.
Lo que en otros tiempos era visto como “marginal” —las familias campesinas, los hogares comunitarios, las redes locales— hoy se revela como el verdadero centro de gravedad.

Las familias sobreviven y hacen las PACES.
Son ellos, los que vencen a la violencia, quienes empiezan a demandar Urku como garantía de herencia, de seguridad y de corresponsabilidad.

La obsesión de Urku es no permitir que la política capture este proceso. Por eso se blinda con legitimidad comunitaria y opera en lo internacional.
Su valor no depende de decretos, sino de acuerdos reales.
Cada token es un contrato invisible que une a quienes producen con quienes acompañan, a quienes cuidan con quienes invierten. Allí está la fuerza: en la reciprocidad, no en la representación.
Hoy el mapa de actores se ordena con claridad: comunidades y familias primero; inversores y mercados después; academia, medios y Estado como validadores tardíos.
La lógica es al revés de la historia tradicional: no es el Estado el que impulsa y la gente la que acata, sino los hogares los que empujan y el Estado el que, tarde o temprano, se ve obligado a reconocer.

Urku no es un ideal abstracto, es un acto concreto de fe en lo invisible y acción en lo imposible. Es como el ideal de los Libertadores.
La fe de creer que el carbono del páramo, el agua subterránea y la biodiversidad no vista sostienen la vida; la acción de convertir esa fe en economía, en tokens, en contratos de corresponsabilidad que financian salud, educación, deporte y cuidado.
Así se construye la única gobernanza posible en tiempos de crisis: desde abajo, hacia arriba; desde lo real invisible, desde lo tangible.
Esa es la verdadera política de lo real: PACES —Política, Ambiente, Cultura, Economía y Sociedad— pero nacida desde los hogares, fortalecida en las comunidades y legitimada en las familias. No desde un ministerio ni desde un discurso, sino desde la vida misma que no se detiene.
Urku es TCC, Todo con Comunidades: la obsesión de invertir el orden; lo que antes era periferia, hoy es centro. Lo que antes era discurso, hoy es acción. Lo que antes era invisible, hoy es certeza.
Por eso, el camino no tiene atajos: Nada con Políticos, Todo con Comunidades. Esa es la llave para hacer posible lo imposible.










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