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NO ESPERE UNIDAD CONGRESIL EN LAS DERECHAS CHILENAS

"La posibilidad real de que toda la derecha —nueva o tradicional— junto al centro que no se alinea con el comunismo, quede por debajo del umbral de 3/7 del Congreso, es hoy más alta que nunca desde el retorno a la democracia. Y eso, en términos de gobernabilidad, equivale a una autoderrota."— Roberto F. Salazar-Córdova


Introducción



Probabilidad estimada de quedar por debajo del 3/7 del Congreso: 64 %.Esto implica que toda la suma de curules ocupadas por la derecha republicana, la derecha tradicional, el centro-derecha y el centro independiente no superaría los 66 escaños en la Cámara ni los 22 escaños en el Senado. Bajo este umbral, no se puede bloquear reformas constitucionales clave impulsadas desde la izquierda.

Este artículo ha sido escrito para lectores de www.adnplus.co.uk interesados en comprender los riesgos políticos que enfrenta actualmente el país sede de la Red Santa Cruz de Inversores de Impacto. A partir de datos actualizados y una lectura estructural del momento electoral, se evalúan las opciones reales de articulación legislativa de las derechas chilenas y sus consecuencias para la gobernabilidad democrática, la estabilidad regulatoria y la recepción de inversiones de impacto.


Para los lectores internacionales, es importante entender que Chile no solo es relevante por su estabilidad local, sino porque actúa como hub estratégico de canalización de inversiones de impacto hacia la región andina, especialmente en proyectos con destino en Ecuador, Perú, Colombia, Argentina y otros países latinoamericanos. Por tanto, los equilibrios institucionales chilenos afectan directamente la capacidad regional de estructurar, certificar y escalar soluciones sostenibles.


Se abordan cinco interrogantes clave:


  1. La publicación (o no), hoy 8 de agosto de 2025, de listas estructuradas por parte de la coalición "Nueva Derecha" liderada por el Partido Republicano, misma que cerraría toda posibilidad de una lista única.

  2. La situación interna de Chile Vamos y sus eventuales alianzas con Demócratas y/o Amarillos.

  3. El rol de Franco Parisi como actor impredecible en el espectro político.

  4. El posible surgimiento de nuevas alianzas entre derecha y centro, y el peso del empresariado en ese proceso.

  5. El cálculo de probabilidades reales de unidad parlamentaria desde las derechas, evaluado mediante datos actualizados y el Modelo General de Políticas (MGP).



LAS CINCO IDEAS:


1: La lista de la “Nueva Derecha” y el cierre de toda posibilidad de unidad


La coalición compuesta por el Partido Republicano, el Partido Social Cristiano y el Partido Nacional Libertario ha anunciado que presentará una lista parlamentaria única bajo el nombre de “Nueva Derecha”. La publicación de esta lista el 8 de agosto de 2025 marca un punto de no retorno para una posible articulación unitaria de las derechas chilenas. Con ello, se consolida la estrategia de competir como bloque ideológico rígido, concentrado en una narrativa de soberanía, orden y valores tradicionales, pero aislado del resto de la centroderecha democrática. Esto cierra toda posibilidad de lista común con Chile Vamos, y reduce drásticamente las probabilidades de construir una mayoría legislativa amplia.


2: La fractura interna de Chile Vamos y las alianzas fallidas con Demócratas y Amarillos


Chile Vamos —integrado por la UDI, RN y Evópoli— ha intentado expandir su base parlamentaria mediante alianzas con Demócratas y Amarillos. Sin embargo, Amarillos ha optado por competir en solitario, mientras que Demócratas negocia una alianza parcial y todavía inconclusa. La incapacidad de construir una coalición amplia de centroderecha con partidos emergentes del centro político refleja tanto la debilidad estructural del bloque como el fracaso para articular un relato común. La candidatura presidencial de Evelyn Matthei no ha logrado alinear completamente a los actores internos, y enfrenta competencia directa de Kast y Parisi, lo cual debilita su poder negociador.


3: Parisi, un voto flotante que fragmenta


Franco Parisi y el Partido de la Gente (PDG) mantienen una base electoral significativa, estimada entre el 10 % y el 12 %, pero sin estructura legislativa consolidada ni acuerdos con otras fuerzas. Su retórica antiélite y antipartidos, así como su estrategia digital desde el extranjero, lo sitúan como un actor disruptivo que impide cualquier consolidación real del voto de derecha o centro. Aunque ideológicamente más cercano a propuestas conservadoras, Parisi ha rechazado alianzas y sigue operando como un voto flotante que fragmenta más que construye.


4: El empresariado exige orden y coherencia legislativa


Distintos grupos empresariales han manifestado que no canalizarán apoyo financiero si la derecha concurre dividida a las parlamentarias. Su prioridad es contar con un Congreso que pueda ejercer contrapeso efectivo frente a una eventual mayoría de izquierda, evitando así el riesgo de reformas constitucionales agresivas. Esta presión del capital económico no ha sido suficiente para inducir una unidad táctica, revelando una desconexión entre el interés estratégico empresarial y las dinámicas políticas internas de los bloques de derecha. La falta de disciplina política puede derivar en costos económicos directos para Chile.


El modelo general de políticas y la fragmentación legislativa proyectada


Simulaciones del Modelo General de Políticas (MGP) 2025, alimentadas con datos de encuestas y pactos electorales vigentes, indican que la derecha y el centro no lograrían alcanzar el umbral de 3/7 del Congreso. En la Cámara de Diputados, la izquierda oficialista podría obtener hasta 87 escaños, frente a los 48 de Chile Vamos y 24 de la Nueva Derecha. En el Senado, la proporción se repetiría con diferencias menores. Esto significa que los sectores promercado no tendrían ni capacidad de legislar ni de vetar reformas estructurales impulsadas desde la izquierda. La ausencia de un bloque parlamentario coherente haría inviable cualquier modelo de desarrollo basado en estabilidad regulatoria.



Aunque el panorama electoral indica que estas alianzas ya no se concretarán antes del 18 de agosto, se concluye con un análisis estratégico sobre la resiliencia institucional de Chile, la fuerza del presidencialismo y las capacidades que aún puede desplegar un liderazgo firme desde La Moneda.


Expectativa de votos ante reformas constitucionales clave


De mantenerse la actual fragmentación, la izquierda oficialista y sus aliados podrían avanzar en reformas estructurales sin posibilidad de bloqueo desde la oposición. A continuación, se enumeran algunos de los candados constitucionales más sensibles, junto con sus expectativas de apoyo en la actual configuración proyectada:


  • Nacionalización de fondos previsionales (AFPs): la izquierda podría alcanzar hasta 87 votos en la Cámara y 25 en el Senado. Sin 3/7 opositor, se habilita una reforma estructural del sistema.

  • Reforma tributaria progresiva con nuevos impuestos al capital: con 4/7, se puede viabilizar un cambio sin necesidad de plebiscito.

  • Sistema de salud universal con desaparición progresiva de las Isapres: hay respaldo suficiente en sectores del oficialismo y centroizquierda para avanzar con 3/5 o por ley simple si se fragmenta la oposición.

  • Reforma educativa con reversión total de la descentralización actual hacia gobiernos locales: la propuesta cuenta con adhesión multisectorial y podría materializarse si la derecha no bloquea con cohesión.

  • Reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas y sus autonomías: si la derecha no alcanza el 3/7, el bloque progresista podría abrir paso a mecanismos de consulta vinculante o sistemas jurídicos autónomos.

  • Cambios en las estrategias de crecimiento desde la demanda (inversión pública, gasto social estructural, subsidios directos): sin bloque opositor coordinado, estos giros en política fiscal podrían constitucionalizarse.

  • Revisión de tratados de libre comercio o apertura a marcos multipolares con nuevos socios estratégicos: también posible si la derecha no logra frenar desde el Congreso.


En resumen, si la derecha no alcanza ni siquiera el umbral de 3/7, pierde la capacidad no solo de legislar, sino de vetar cualquier cambio constitucional promovido desde una izquierda cohesionada con narrativa estructurante.


Consecuencias estratégicas para la inversión y gobernabilidad


Si bien el escenario previo al 18 de agosto no permite esperar una articulación legislativa común de la derecha, la historia política de Chile demuestra que sus instituciones son resilientes y sus votantes conscientes. Aún puede esperarse que una mayoría ciudadana otorgue respaldo a un liderazgo presidencial con visión de país.


En ese marco, un presidente electo con una clara agenda de centro-derecha aún podría articular gobernabilidad real mediante las herramientas propias del presidencialismo chileno:


  • Iniciativa exclusiva en materias clave como presupuesto, seguridad social, contratación pública y administración del Estado.

  • Control del Presupuesto General de la Nación, que le permite condicionar prioridades, reasignaciones y estrategias de inversión pública.

  • Facultad de veto y promulgación parcial de leyes, lo cual impone costos políticos a reformas adversas.

  • Poder de nombramientos clave, incluyendo jefaturas de servicios, intendencias y subsecretarías.

  • Capacidad de negociación directa con el empresariado y multilaterales, movilizando inversión a territorios prioritarios.


Desde una perspectiva de teoría de juegos, un presidente fuerte que controle el presupuesto y tenga mandato claro puede condicionar el comportamiento legislativo incluso en ausencia de mayoría formal. La amenaza creíble de vetos, el poder de premiar o castigar políticamente, y la presión pública sobre parlamentarios individuales pueden alinear votaciones clave, generando un equilibrio de Nash favorable a la gobernabilidad.


Esto hace que, aunque hoy el tablero parezca adverso, Chile siga siendo un país con condiciones propicias para recibir inversión de impacto, siempre que el liderazgo presidencial que emerja del proceso electoral esté dispuesto a ejercer con decisión sus facultades y a construir, desde el poder ejecutivo, una narrativa sólida de orden, desarrollo y pacto institucional. Además, mantener esa estabilidad convertirá a Chile no solo en receptor, sino en emisor confiable de flujos de inversión sostenible hacia el resto de América Latina, consolidando su rol como plataforma estructurante de impacto regional.


Lo que sí es cierto, en todo caso, es que si Chile sigue retrocediendo en su modelo de crecimiento desde la productividad y avanza hacia políticas redistributivas que anulan los incentivos hacia la eficiencia, seguirá perdiendo el liderazgo que tuvo durante décadas y que hoy comienza a desplazarse, nuevamente, hacia Argentina, Ecuador, y otros países andinos que están optando con firmeza, desde los votantes, por la derecha.


A pensar bien el voto, y a aliarse para recuperar el liderazgo, la libertad, la legalidad y la legitimidad de la derecha como la mejor opción práctica de desarrollo sostenible de largo plazo, siempre controlada por la institucionalidad y por una izquierda inteligente que juega bien sus cartas y mantiene —aún en sus peores circunstancias políticas— su agenda socialista y comunista.
DIVIDIDOS PERO NO MUERTOS
DIVIDIDOS PERO NO MUERTOS

ROBERTO F. SALAZAR-CÓRDOVA

Economista Principal

Hexagon Group Lat-Am/UK-Global

 
 
 

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