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NOBOA 2025–2029: ¿CÓMO HACER LAS PACES EN LOS ANDES?

Actualizado: 16 abr


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PREGUNTÉMONOS: ¿QUÉ SIGNIFICA HACER LAS PACES?

  1. ¿Un presidente millennial puede hackear la política andina?

  2. ¿Trump y estos nuevos liderazgos, junto con Milei e incluso Bukele, están escribiendo juntos un nuevo libreto continental?

  3. ¿Chile, Ecuador y los Andes pueden ser el eje de un bloque que ya no pide permiso?

  4. ¿Las soluciones "PEACE" (Policy, Environment, Associativity, Culture, and Economy), basadas en la naturaleza, están listas para jubilar a las materias primas puras y duras con impacto (y rentabilidad)?

  5. ¿Y si, con todo esto, los mayores vuelven, no al pasado, sino al futuro?


Estas preguntas no son el problema. Con la tecnología disponible, son más bien un punto de partida bastante resuelto. Por eso, el desafío no es inventar el camino, sino caminarlo con decisión, visión y sin distracciones inútiles —como lo hizo el presidente Noboa, al ganar las elecciones centrado en una meta concreta y no en una serie de compromisos difusos.


ENTRANDO EN MATERIA


Y aquí va el hilo de por qué Ecuador y los Andes importan más de lo que se piensa: porque lo que líderes y políticos jóvenes de nueva generación están construyendo —con liderazgo fresco, mirada empresarial y mentalidad internacional— marca una hoja de ruta para toda América Latina. Su lógica de "Hacer las P.A.C.E.S." —Política, Ambiente, Cultura, Economía, Sociedad— es una brújula simple, poderosa y cercana, y el presidente Noboa, para mi gusto, la ha traducido en acción concreta al poner su foco en el votante mediano que conocemos bien desde Hexagon Group: en lo político, adoptando el marco de hacer las PACES como estructura estratégica de gobierno; en lo ambiental, impulsando desde ADN@+ soluciones basadas en la naturaleza como núcleo de gobernanza climática; en lo cultural, tejiendo Cross-Sector Partnerships que conectan creatividad, identidad y transformación; en lo económico, movilizando inversión a través de la Red Santa Cruz de Inversores de Impacto; y en lo social, reactivando el Diálogo Hexagonal como herramienta de escucha, participación y toma de decisiones públicas. Todo ello, no para ideologizar, sino para ejecutar, y sobre todo, para hacer que los impactos lleguen y se sostengan en el tiempo.


Si esto sigue siendo así, no solo en la campaña, sino en la gestión 2025-2029, tendremos razón en pensar que la elección de Daniel Noboa no fue una casualidad, sino que fue un mensaje claro de que nuestras sociedades están listas para algo distinto. Su narrativa combinó futuro, metas medibles y liderazgo sin estridencias. Y su capacidad de conexión con figuras de escala global —desde Trump hasta Bukele— lo inserta en una red hemisférica que privilegia el impacto, la eficiencia y la acción.


NUEVO LIDERAZGO REGIONAL


Lo que ha sucedido en Ecuador y la Cordillera no es un golpe de suerte. Es una señal potente para los pueblos que compartimos historia, montaña y futuro. No es un accidente, por lo tanto. Para Chile —que se acerca a nuevas elecciones—, para Perú, Colombia, Bolivia y más allá. Lo que vimos en Ecuador es que nuestras generaciones jóvenes —y también las que ya han vivido varios ciclos— están listas para un liderazgo sereno, con metas claras, y que no se pierda en el ruido. Se está despertando una conciencia práctica y colectiva: no queremos más promesas eternas, sino resultados reales que se sientan en lo cotidiano.

Y es que estamos conectados globalmente. Desde México hasta Canadá, desde Londres hasta Madrid, nuestras comunidades migrantes viven con el corazón y la mirada en casa. Lo que ha pasado en Ecuador y los Andes enciende esperanzas. Un país pequeño, enfocado y claro en su rumbo —gracias también, y quizá sobre todo, merced a su dolarización, que celebra de la mejor forma sus bodas de plata (25 años)— puede, con humildad pero también con valentía, iluminar nuevos caminos para toda la región.


P. POLÍTICA — ¿Se acabaron los partidos?


No, pero ya no mandan solos. Hoy gana quien escucha de verdad, quien conecta causas con capacidades. Quien construye comunidad sin imponer discursos. Estos nuevos liderazgos se mueven con soltura entre el Estado y el territorio, entre lo institucional y lo ciudadano. Si Ecuador y los Andes siguen firmes, pueden ser ejemplo de cómo hacer política sin gritar, sin dividir, pero con impacto.


A. AMBIENTE — ¿Carbono o petróleo?


Carbono. Pero con propósito. Ecuador y los Andes tienen un privilegio: una biodiversidad viva, única, espiritual. Pero ese privilegio puede convertirse en sustento si se gestiona bien. No se trata de oponerse a lo productivo, sino de sumarle valor. Y si lo hacemos con trazabilidad, con blockchain, con mercado voluntario bien hecho, no solo protegemos: prosperamos.


C. CULTURA — ¿Para qué sirve la cultura?


Para reconocernos. Para sanar. Para exportar lo que somos con orgullo y con calidad. Ecuador y los Andes tienen historias, sabores, músicas, tejidos, miradas. Eso no es decorativo: es estratégico. La cultura no solo emociona: puede emplear, posicionar y unir. Solo falta organizarla como política viva, no como adorno. Y entonces, sí, convertirla en motor.


E. ECONOMÍA — ¿Y si los Andes fabrican lo que viene?


La economía de impacto ya no es una teoría. Está pasando. Lo vemos cuando se conecta el agro con la exportación ética. Cuando una pyme digitaliza su cadena. Cuando un joven andino lanza un emprendimiento que soluciona algo local y lo escala globalmente. Estos liderazgos saben que el desarrollo no es asistencialismo ni retórica: es inversión con sentido.


S. SOCIEDAD — ¿Y si gobernamos sin pedir permiso?

Ya lo estamos haciendo. Cada comunidad que se organiza. Cada barrio que protege su río. Cada madre que transforma una escuela. Cada joven que decide quedarse a construir. La sociedad andina está más viva que nunca. Lo que necesitamos es un Estado que sepa acompañar sin estorbar. Que entienda que gobernar es habilitar, no controlar.


CIERRE — ¿Quito, Luz de América otra vez?


Sí. Y no por nostalgia, sino por propósito. Quito puede volver a ser faro si sus decisiones impactan más allá de sus fronteras. Ecuador y los Andes, con esta hoja de ruta, tienen el potencial para emocionar, inspirar y convocar.


Ese camino puede y debe conectar capitales andinas en triadas estratégicas —dos ciudades clave de los Andes, un socio americano y un referente occidental global—: Quito y Santiago, junto a Washington y Londres; Lima y Buenos Aires, enlazadas con San Salvador y Roma; Bogotá y Panamá, conectadas con Ottawa y Madrid; La Paz y Caracas, vinculadas con Montevideo y Bruselas; Guayaquil y Valparaíso, integradas con Chicago y Ámsterdam; Cuenca y Córdoba, enlazadas con Miami y Lisboa; Santa Cruz y Cuzco, en diálogo con Denver y Ginebra.


Combinaciones que no sean aleatorias, pero que puedan ser varias y diversas, con éstas y otras ciudades, siguiendo la lógica de comercio, migración, inversión y afinidad cultural e incluso política. Desde ellas se teje una arquitectura de colaboración real, donde la Red Santa Cruz de Inversores de Impacto puede articular capital, confianza y resultados. Triadas continentales que, al sumarse a un cuarteto con una ciudad hermanada en lo global, puedan configurar roles de hacer las PACES, alcanzando cinco impactos vía diálogos internos, y luego, de a seis en seis actores institucionales de lo público: lo estatal, el mercado, la sociedad civil, las comunidades, la academia mediatizada y los inversores y jugadores globales del impacto.


Si esa red se activa con inteligencia, cercanía y convicción, entonces sí, desde los Andes se puede reconstruir América —con alma propia, con afecto genuino, y con socios potentes.


A. ¿Qué necesitamos para que esto avance?


Voluntad política real y sostenida, con un liderazgo que no tema ser disruptivo pero que mantenga un horizonte de estabilidad. Es decir: visión, vocación y valentía, como lo ha demostrado el nuevo liderazgo ecuatoriano.


B. ¿Dónde hay que actuar primero?


En los territorios. Donde vive la gente, donde se sienten los impactos. Invertir en lo local, conectar lo rural con lo global, y cuidar la infraestructura invisible: la confianza, la palabra, la cohesión.


C. ¿Y cómo se sostiene esto?


Con una red activa, que aprenda haciendo, que innove desde la colaboración y que traduzca cada alianza en resultados concretos. Las PACES no son teoría: son un método para vivir mejor, juntos, desde nuestra región hacia el mundo.


¿Y cuál es el primer paso que podemos dar hoy mismo?


Ser parte de soluciones de nueva generación, como por ejemplo, Urku, que es nuestra iniciativa chileno-ecuatoriana que se integra con el USDC de EEUU para articularse con el mundo financiero de Londres desde la lógica bancaria con propósito, y por ello, está anclada en soluciones basadas en la naturaleza, que conectan esta nueva política integradora del liderazgo ambiental, cultural, económico y social, centrados digitalmente en la comunidad como aldea globalmente "tech". https://urku.vercel.app/es


ROBERTO F. SALAZAR-CÓRDOVA




BONUS VIDEO:


TIEMPO TOTAL DE ANÁLISIS EN PANEL A PROFUNDIDAD: 2H22´43´´


 
 
 

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