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PARAMO: NO+LEYES; SI +JUVENTUDES

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  • 4 sept
  • 7 Min. de lectura

JUVENTUD, DIVINO TESORO


por Roberto F. Salazar-Córdova · www.adnplus.co.uk


Cada día sin actuar tiene costo medible: restaurar una hectárea de páramo toma entre 15 y 20 años y puede costar hasta USD 2.000 (El Universo, 2025). En menos de un mes de 2024 los incendios afectan 23.453 hectáreas en Ecuador y el año cierra con la cifra más alta en más de una década (El Universo, 2024; SNGR, 2024; Primicias, 2024). Al mismo tiempo, ciudades de Sierra, Costa y Amazonía —Quito, Cuenca, Guayaquil y Coca, entre otras— dependen del agua que regulan los páramos en sus cabeceras (Quito Informa, 2023; ETAPA EP, s. f.; EEAS, 2021; CAF, 2023). Esta es una llamada directa a la generación que ya está lista para liderar.


La Amazonía depende del Páramo
La Amazonía depende del Páramo

Introducción


En 2025, aproximadamente la mitad de la población ecuatoriana depende directamente del páramo para su agua (Buytaert et al., 2006; CAF, 2023). Los páramos ocupan entre 5 % y 6 % del territorio nacional y se estiman hasta 1,4 millones de hectáreas (Anadolu Agency, 2018). Son sistemas de alta montaña que almacenan, infiltran y liberan agua a lo largo del año hacia cuencas que abastecen a ciudades y comunidades.

Durante el proceso de desarrollo de Urku como Token (RWA), así como la construcción del Proyecto Sierra|ANDES, cuya trazabilidad es satelital y se sostiene en datos de campo —en particular, cambios en las tendencias de daño del páramo en territorio Kayambi— y en el financiamiento de inversión de impacto para enfrentar causas de raíz (políticas, ambientales, culturales, económicas y sociales), aprendemos que la juventud andina —indígena y no indígena; ecuatoriana y no ecuatoriana; urbana y rural— está mejor preparada como nativa digital para impulsar esta causa común. Quienes acumulamos experiencia y redes transferimos conocimiento, capacidades y procesos para sostener soluciones a 1, 3, 5, 20 años y más.

Preferencia climática juvenil. En 2024, la Peoples’ Climate Vote encuentra 80 % de apoyo global a “hacer más” por el clima y 81 % a proteger y restaurar la naturaleza, con mayor respaldo entre jóvenes que entre adultos (UNDP, 2024; UNDP, 2021). Entre pueblos y nacionalidades indígenas, niñas, niños y adolescentes priorizan territorio, ambiente y clima como ejes de bienestar y futuro (UNICEF & FILAC, 2025).


Lo urgente


Magnitud y tendencia. Entre 1990 y 2008, el 14 % del páramo se convierte en cultivos y al menos el 22 % se intensifica como pastizal (Equator Initiative, 2019). En el sur del país, estudios reportan pérdida de hasta 50 % del páramo nativo por cambio de uso del suelo y presión antrópica (Morales et al., 2020). En la última década, los incendios destruyen en promedio > 20.000 ha/año de cobertura vegetal a escala país, con una fracción relevante en ecosistemas altoandinos (Ecuavisa, 2023). En 2024, el país supera 20.000 ha quemadas en menos de un mes y ≈ 83.000 ha en todo el año (El Universo, 2024; Primicias, 2024). Restaurar esas áreas toma 15–20 años, por lo que cada temporada incendiaria traslada costos y riesgos a la siguiente década (El Universo, 2025).

Pobreza, violencia y pérdida acelerada. En paisajes andinos bajo presión socioeconómica o de violencia, un bloque de 20.000 hectáreas de páramo puede perderse en un quinquenio. En el complejo Cruz Verde–Sumapaz (Colombia), el análisis satelital documenta 57.180 ha quemadas entre 2001–2013, de las cuales 28.604 ha dentro del PNN Sumapaz; es una media de ≈ 4.400 ha/año, equivalente a ≈ 22.000 ha en cinco años a ritmos observados (Borrelli et al., 2015). La proximidad a vías aumenta la probabilidad de incendios, lo que vincula presión antrópica y degradación (Borrelli et al., 2015). Un meta-análisis reciente asocia estadísticamente la perturbación del páramo con confrontación armada (Méndez-Garzón et al., 2024), y el Páramo Fire Atlas cuantifica miles de kilómetros cuadrados quemados 1985–2022 en la región andina (Obando-Cabrera et al., 2025). En Ecuador, eventos como El Ángel (≈ 795 ha en 2024) y Cotacachi-Cayapas (≈ 1.000–1.485 ha en 2025) muestran que focos repetidos acumulan pérdidas compatibles con ese umbral quinquenal de 20.000 ha si no cambian los incentivos y controles (Primicias, 2024; EFE, 2025; SNGR, 2025).

Agua urbana con origen de páramo. Quito capta la mayor parte de su agua en páramos de Antisana, Cayambe-Coca y Pichincha (Quito Informa, 2023). Cuenca se abastece del PN Cajas (ETAPA EP, s. f.). En Guayaquil, el Fondo de Agua de la cuenca del Daule busca proteger cabeceras para seguridad hídrica (EEAS, 2021). En Amazonía, ciudades como Coca dependen de ríos que nacen en cabeceras andinas, por lo que la regulación hídrica de páramos sostiene abastecimientos en las tres regiones (CAF, 2023).


La preferencia ambiental de la juventud


A 2024–2025, la juventud prioriza sostenibilidad en encuestas globales y regionales: 80 % apoya más acción climática y 72 % respalda transición rápida fuera de combustibles fósiles (UNDP, 2024). En el G20, 70 % de menores de 18 años reconoce emergencia climática, frente al 65 % de adultos (UNDP, 2021). En América Latina, > 70 % de jóvenes pide que el ambiente sea prioridad estatal, y el activismo ambiental lidera su participación digital (FES, 2024). En juventudes indígenas, UNICEF y FILAC documentan mayor exposición a amenazas climáticas y demanda de participación en decisiones ambientales (UNICEF & FILAC, 2025).


Lo necesario


Conectar generaciones. La respuesta requiere puentes entre saber ancestral y herramientas digitales. Abuelos aportan memoria territorial; padres, legalidad e instituciones; jóvenes articulan tecnología, medición y financiamiento.

Acceso habilitante. La infraestructura, el financiamiento y la legitimidad comunitaria permiten que jóvenes lideren en comunas, asociaciones, federaciones y emprendimientos.


Lo importante


Juventud como capital social y ambiental. Para convertir esa energía en impacto medible y financiable, se requieren gobernanza de datos y trazabilidad.

Instrumento.

  • Urku-B (capital social): participación de jóvenes en el vehículo patrimonial autónomo del fondo de inversión de impacto (Chile), para equipamiento, monitoreo y gestión en territorio.

  • Urku-A (RWA ambiental): token respaldado por datos observables, verificables y exigibles de un contrato digital con el Pueblo Kayambi, su federación de productores, familias y el socio ancla; MRV satelital y verificación independiente con estándares de carbono, agua y biodiversidad.

  • Calendario: 2025 es “año 0” (preparación operativa); 2026–2030 genera un lustro de datos con indicadores SMART (ha sin quemas; cercas de exclusión; infiltración; caudal ecológico; turbidez; cobertura nativa); 2030–2050 escala por cuencas, articulando fondos de agua y cofinanciamiento público-privado.


Conclusión


Hacer las P.A.C.E.S. —Políticas, Ambiente, Cultura, Economía y Sociedaden conjunto es una necesidad verificada por datos. El umbral de 20.000 ha en cinco años es alcanzable bajo presión de pobreza o violencia; restaurarlas toma 15–20 años. La ventana 2025–2030 define si transferimos liderazgo y herramientas a la juventud con trazabilidad y exigibilidad o si trasladamos costos a las próximas décadas. La posta está lista para ser tomada.


Referencias



 
 
 

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